El Hospital Universitario de Canarias acoge estos días la VII Reunión regional, la III Jornada Internacional, la I Reunión Nacional del Grupo de Trasplantes Pancreáticos y la celebración del décimo aniversario del primer trasplante de este tipo en Canarias. Por este motivo se ha desplazado hasta Tenerife Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Defensor a ultranza de la sanidad pública y del sistema español de trasplantes, considera "una solemne barbaridad" la idea de pagar a quienes donen sangre u órganos.

En Grecia, Portugal e Irlanda las donaciones y los trasplantes se han hundido justo al tiempo que la crisis se agudizó. ¿A qué achaca esto?

No se trata de un problema relacionado tanto con las donaciones como se suele pensar. Nosotros tenemos la obligación de medir qué es lo que sucede en otros países y a partir del año 2010 hubo un desplome muy importante en estos tres países. Los motivos son muchos porque la donación solo funciona si está apoyada por un sistema sanitario y cuando este se hunde todo lo demás falla. Los trasplantes no se basan solo en que la gente quiera donar órganos sino que debe haber todo un equipo médico que haga un diagnóstico de muerte cerebral, que extraiga los órganos, que hable con la familia, y eso, en tiempos de crisis y con una sanidad que no está boyante, se viene abajo. De manera que es más un problema de sostenibilidad y posibilidades del sistema sanitario que de la voluntad de los donantes.

¿Y en España?

Aquí empezamos en 2008 un proceso único en el mundo de análisis de todo el proceso de donación para saber en qué hospital se trabajaba mejor y conocer en qué consisten esas prácticas diferenciadoras que obtienen mejores resultados que otros en entrevistas familiares, detección de donantes, urgencias, etc. Fue un proceso muy complejo, duró tres años y analizó hospital por hospital, pero nos sirvió para escribir una guía de buenas prácticas que se está aplicando desde 2010 con resultados muy buenos. El año pasado ya hubo un crecimiento espectacular de donaciones y este año se está registrando un crecimiento aún mayor durante el primer trimestre.

¿Pero entonces los recortes no están afectando a la ONT?

Afortunadamente el sistema sanitario español es muy sólido, pero eso no quita que no vaya a haber problemas. Va a sufrir porque ningún sector se libra y el sanitario mucho menos. Hay que darse cuenta de que los cirujanos que hacen trasplantes son los mismos que están operando vesículas o apéndices. No obstante, el sistema español de trasplante tiene tal solidez que probablemente está mejor preparado para resistir los embates de la crisis y de la escasez que el de otros países y que otras parcelas de la sanidad española. Como le decía, el pasado año las cifras de donaciones y trasplantes fueron máximos históricos creciendo un 10% y en los tres primeros meses de este año se ha producido un incremento del 12% respecto a esas cifras de 2011.

Debe tener un coste elevado...

Se tiene que tener claro que mantener a un paciente en diálisis cuesta entre 40.000 y 50.000 euros al año y, sin embargo, un trasplante de riñón cuesta el primer año un poco más (50.000 o 55.000 euros) pero al año siguiente baja a un máximo de 7.000 euros, de tal manera que se amortiza en año y medio o dos años, pero es que, además, vive mucho mejor una persona trasplantada que sometiéndose a diálisis o terapias de insulina.

¿Cuál es su opinión sobre la idea de que se pague hasta 60 euros por cada donación de sangre?

Yo lo considero una metáfora macabra de la crisis y desde el punto de vista epidemiológico una solemne barbaridad. Hacer esa propuesta es tener desmemoria histórica, pues cuando en 1985 se prohibió pagar por la donación de sangre en España y otros países civilizados se impidió que la pandemia del sida fuese muchísimo más grave. Quienes se dedican a la donación de órganos saben que cuando se solicita la autorización para ello el hablar con la familia es un requisito ético pero también sanitario porque en ocasiones es la única forma de saber si hay determinados hábitos de riesgo. El planteamiento de pagar por la donación de plasma es una "boutade" de mal gusto.

Pero hay quien vende y quien compra órganos en internet...

Hay un principio básico aceptado por toda la comunidad internacional que se basa en la imposibilidad de comercializar órganos. tejidos, células o plasma. Eso supondría descender a una situación de la que a la humanidad le ha costado mucho salir y una explotación que usa la crisis como excusa. Hay países pobres en los que ni siquiera es ilegal y otros que tienen tan pocos medios que no lo pueden controlar; el problema es que internet pone en contacto compradores con vendedores. Por eso en España se ha producido una modificación del Código Penal para que quien compre un riñón fuera de España tendrá responsabilidad penal cuando regrese.

¿Existe un tope de trasplantes imposible de superar?

Sí, porque la muerte cerebral tiene una epidemiología limitada. Lo que tiene mérito de la situación española es que habiendo un cambio epidemiológico total sigan creciendo las donaciones. A principio de los años 90 la mitad de los donantes provenían de accidentes de tráfico, y en este momento son menos del 5%. Ha descendido como consecuencia de las normas de seguridad vial, pero se ha conseguido mantener e incluso incrementar el número de donantes en esta situación. Ahora la mayor parte de los donantes son gente mayor, incluso muy mayor que muere como consecuencia de trombosis o hemorragia cerebral; esa imagen de que el donante de órganos es un chico que va en moto sin casco pasó a la historia hace muchos años, gracias a que se trata de muertes evitables y España, al igual que el resto de países avanzados, ha avanzado mucho en esta materia en los últimos años. Un dato evidente es que hace 20 años los donantes infantiles de menos de 15 años eran un 10% de todos los donantes; hoy son un 1,3% porque los niños ya no se mueren. Lo que más ha influido ha sido el tema de las sillitas de seguridad en el coche.