Los estudios sobre incidencia de cáncer de piel de los últimos 25 años demuestran que la incidencia de la enfermedad se ha duplicado "y en algunas zonas triplicado" y que el incremento continuará en las próximas décadas, según el Grupo Español de Epidemiología y Prevención de la Salud en Dermatología.

El presidente de este grupo, Agustín Buendía, catedrático de la Universidad de Granada, ha explicado que los estudios desarrollados han constatado un incremento de la incidencia de melanomas, aunque ha recalcado que también disminuyen las tasas de mortalidad de este tipo de cáncer.

Según ha explicado este experto, han mejorado los protocolos de detección precoz, aunque se mantienen los factores de riesgo y los hábitos sociales, lo que provocará que el incremento de afectados continúe en las próximas décadas.

"Sigue primando el bronceado, con mucho peso social, ante el cuidado de la piel y, aunque hay más conocimiento de los efectos de los rayos ultravioleta, se mantiene el mal comportamiento ante el sol", ha destacado el catedrático.

Buendía ha detallado que los cambios en los hábitos del cuidado de la piel en los adolescentes no darán sus resultados estadísticos hasta dentro de unas décadas, ya que la mayor acumulación de radiaciones en la piel que pueden provocar cáncer se produce en la niñez y la adolescencia.

"El capital solar que tiene la piel se agota, en un 80 %, antes de los 18 años por un factor acumulativo, por lo que la enfermedad aparece en adultos", ha explicado Buendía, por lo que ha hecho incidencia en el cuidado de la piel en los primeros años de vida.

Este experto en dermatología ha recalcado que la predisposición a sufrir un melanoma depende de factores genéticos como el color de la piel o de los ojos, y de la exposición al sol, este último factor "es lo único que podemos cambiar para evitar el cáncer de piel".

Buendía ha subrayado además que hay que "priorizar" el cuidado de la piel frente al bronceado y ha advertido de que hay que usar cremas protectoras de manera correcta, ya que muchos productos pueden enmascarar las quemaduras provocadas por los rayos ultravioleta y hacer que el usuario permanezca más tiempo al sol, una exposición por la que su piel se verá afectada.