La vida en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, una leyenda en la Armada Española, transcurre entre la intensidad de la mar, la formación de los guardiamarinas y momentos tan emotivos como rendir honores a las víctimas de los atentados de 2001 en Nueva York.

"Navegar aquí es un honor, ya que te permite trabajar con los futuros oficiales", dijo hoy el teniente Jorge Fernández de Navarrete, al tiempo que señaló que "es un destino con más de recompensa que de sacrificio".

El Juan Sebastián Elcano, entregado a la Armada española en 1928 y construido por los astilleros Echevarrieta y Larrinaga de Cádiz (España), participa hasta el 30 de mayo en la Semana Naval, que anualmente organiza la Marina de Estados Unidos en la Gran Manzana y que atrae miles de visitantes.

Atracado en el muelle de Brooklyn, y rodeado de otros navíos como el buque escuela mexicano Cuauhtémoc o una moderno barco de guerra japonés que también participan en la Semana Naval, el bergantín goleta español podrá ser visitado por el público del 26 al 28 de mayo.

Al mando del capitán de navío Alfonso Gómez Fernández de Córdoba, el buque zarpó de Cádiz el 1 de abril y a mediados de mayo recaló en La Habana, desde donde ha navegado hasta Nueva York, para partir después a Norfolk (Virginia) y poner rumbo a Saint Malo (Francia), Marín (España), Lisboa y regresar de nuevo a aguas gaditanas.

"Dar la vuelta al mundo cuesta entre ocho y diez meses y por ejemplo, cruzar el Atlántico nos llevó 29 días", explicó Fernández de Navarrete, un militar gaditano que también ha participado en dos ocasiones en la Operación Atalanta de lucha contra la piratería en el océano Indico, frente a las costas de Somalia.

Para este oficial participar en las actividades del ya famoso velero, que lleva 85 años en la mar con más de un millón y medio de millas navegadas, es también la ocasión que "te permite transmitir sabiduría a gente que quiere aprender, por lo que es un destino con más de recompensa que de sacrificio".

Con una dotación de 256 personas, de los que 69 son alumnos de la Escuela Naval de Pontevedra, en el buque más simbólico de la Armada española se esperan momentos tan importantes como el de hablar con familiares o recibir un correo electrónico.

"Hay establecido un sistema de comunicación por el que se puede hablar con la familia cinco minutos cada tres días y así estar al día de lo que pasa", explicó Fernández de Navarrete, que apuntó que esta vez el crucero de instrucción es algo más corto de lo habitual y va a durar cuatro meses.

Elcano, que hizo su primera escala en Nueva York en 1928, no dispone de un satélite de comunicaciones por lo que "los emails se almacenan en un servidor en Madrid y dos veces al día se descargan a través del teléfono vía satélite y se reparten en papel".

"Es un momento muy emocionante ver si tienes algo y da mucha alegría cuando recibes algo", señaló el oficial.

Considerado también como "embajador de la imagen de España en el exterior desde su primer viaje" en 1928, el navío recibió hace tres años el nombramiento de "Embajador Honorífico de la marca España".

La última ocasión de ejercer como tal fue el miércoles, cuando la flotilla que abrió la parada naval en la bahía de Nueva York pasó por el antiguo World Trade Center, donde se ubicaban las Torres Gemelas destruidas en los atentados terroristas de 2001.

"Fue muy emotivo... Le rendimos honores y se hizo un silencio en el barco impresionante. Nosotros mejor que nadie podemos entender lo que es sufrir un atentado terrorista. Y esto demuestra que, por encima de las relaciones políticas, están las humanas, y por eso Estados Unidos es un pueblo hermano y muy cercano", dijo el militar.

Para el guardiamarina Ángel de Miguel, de 24 años y de La Coruña, "el día a día aquí es duro, pero aporta mucho. Este barco tiene una doble función, ya que es una embajada flotante y un buque escuela, donde se da una formación para que las personas puedan actuar en el futuro como mandos".

"La vida a bordo es intensa, con un horario muy ajustado entre las clases, las faenas marineras, las guardias... Transcurre muy deprisa. Es una vida dura pero satisfactoria", apuntó otro guardiamarina, Eduardo Peralta, un burgalés de 32 años, que reconoció estar en este oficio "por el anhelo de la gente del interior de ver mar".

La intensidad de esos quehaceres diarios también deja espacio para relajar el ambiente y hace unas semanas llevaron al Juan Sebastián Elcano el ambiente de la sevillana Feria de Abril.

"Fue muy distendido, se organizaron competiciones deportivas, que no son muy comunes a bordo de otros barcos. Este barco te da la gran oportunidad de conocer mundo, como Nueva York, una sola ciudad en la que está el resto del mundo", señaló De Miguel.