Un estudio científico liderado por la Estación Biológica de Doñana, centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y financiado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de Andalucía, la Viceconsejería de Medio Ambiente de Canarias y Fondos Europeos, ha censado la población de tortugas bobas en la isla de Boavista de Cabo Verde, evaluando sus principales problemas de conservación y reforzando sensiblemente la protección de tortugas y nidos, fomentando como fin último la reducción de la mortalidad de esta especie.

Cabo Verde alberga la tercera población más importante a nivel mundial de tortuga boba, con una media de 13.000 nidos anuales. Esta población atlántica se encuentra entre las once más amenazadas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), siendo la captura de las hembras durante el desove --proceso de depositar los huevos en su nido-- en las playas su principal amenaza.

Los esfuerzos para preservar la anidación han reducido la mortalidad de la especie durante el desove del 36 al cinco por ciento en cuatro años. La alta densidad de la colonia reproductora durante el desove favorece el seguimiento y la protección de las tortugas con estudios como el realizado y es una gran oportunidad para el desarrollo de un ecoturismo responsable en Cabo Verde, según la información de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta, recogida por Europa Press. Sin embargo, al mismo tiempo pone de manifiesto su fragilidad ante desastres ambientales o ante la degradación de estas playas.

La fidelidad al lugar de nacimiento de la especie, regresando a su playa de nacimiento para reproducirse tras alcanzar su madurez sexual, junto con una dispersión de las zonas de anidación muy limitada, provoca un aislamiento reproductor que convierte a la población de Cabo Verde en una unidad regional de conservación exclusiva.

Afortunadamente, los resultados obtenidos por el estudio realizado apunta a que la caza ha disminuido significativamente gracias a diversos programas de concienciación, de desarrollo local de los caboverdianos y de protección de las playas por campamentos de voluntariado internacional.

En 2008 el porcentaje de hembras muertas a manos de los cazadores fue del 18 por ciento (408 capturas); en 2009 bajó al cinco por ciento (215 capturas); y en 2011 sólo se cazaron 55 tortugas en toda Boavista.

"Si se consolida y se mantiene en el futuro esta tendencia de los últimos años, se posibilitará un aumento de la supervivencia y por tanto, un aumento a corto plazo del número de nidos en las playas, lo que compensará parcialmente la elevada tasa de muerte de huevos en la playa", apunta el estudio de la Estación Biológica de Doñana.