China recibió hoy con júbilo el Nobel de Literatura de Mo Yan, mientras el anterior condecorado por la Academia sueca, el activista Liu Xiaobo, cumple en diciembre su tercer año de condena en prisión.

Mo, quien mantiene el teléfono apagado y sólo declaró a la Academia sentirse "alegre y asustado", se ha convertido en el primer chino en recibir el galardón sin estar en la cárcel ni el exilio, un título que ha suscitado el debate de hasta qué punto es un "escritor del régimen".

"Él es parte del sistema", aseguró hoy el conocido activista Ai Weiwei, quien en cambio admitió después no haber leído nada del recién premiado.

Ai denuncia "la insensibilidad" de la Academia a la hora de conceder el premio a Mo, mientras Liu Xiaobo (Nobel de la Paz 2010) permanece todavía encarcelado y su mujer, Liu Xia, sometida a un régimen de arresto domiciliario sin que se conozcan cargos contra ella.

En la misma línea, la organización Chinese Human Rights Defenders aprovechó el anuncio del galardón para pedir la liberación de la pareja, dos de las caras más visibles del cuestionable estado de los derechos humanos en la potencia asiática.

En contraste con la virulenta reacción de Pekín hace dos años, cuando llegó a calificar de "blasfemia" el Nobel a Liu, algunos medios oficiales como el "Global Times" o la cadena de televisión pública CCTV dieron hoy una calurosa bienvenida al de Mo.

Ambos le calificaron como el "primer y único Nobel de Literatura chino", lo que supuso un velado ataque hacia Gao Xingjiang, el escritor nacido en China pero nacionalizado francés y premiado con ese galardón en el año 2000, quien es repudiado por Pekín por sus ataques sin ambages al sistema comunista.

Aunque Mo no se ha opuesto de forma explícita al régimen, tampoco se ha declarado afín a él, y en su narrativa -con grandes influencias del realismo mágico latinoamericano- subyacen audaces críticas contra algunos de los episodios más dramáticos de la historia china del último siglo.

De hecho, su libro "Grandes pechos, amplias caderas", donde pasa revista a los grandes acontecimientos del país del siglo XX a través de la vida de una mujer, fue prohibido en China.

La predilección del régimen hacia Mo Yan, cuyo nombre es en realidad un seudónimo que significa "No hables" o "Silencio" debido a sus años de mutismo durante la Revolución Cultural, tiene para algunos escritores y activistas, entre ellos Ai Weiwei, una explicación.

Sugieren que China elige a artistas menos incómodos para el régimen como estandartes de las virtudes nacionales: "Hay que entender que el país se encuentra en una difícil posición, ya que está intentando crear una identidad para mostrársela al mundo", cuenta Ai. Y añade con cinismo: "Para ello, necesitan representantes".

Mo, tal vez convertido a su pesar en escritor oficial de la potencia, se protege de la vorágine en su natal Shandong (noreste), donde, desde que supo que su nombre se encontraba en la lista de favoritos, ha retomado el silencio que le valió su seudónimo.