Se llama Verdi, tiene tres meses de vida y es un pastor alemán hembra que acabará en la élite de los perros de la Guardia Civil. Hasta su adiestramiento, Verdi se socializará en una casa particular, al igual que otros cachorros que el instituto armado concederá en adopción a familias que lo soliciten.

La de Jesús Ruiz ha sido una de las primeras en acogerse a este programa, denominado "Fénix", que la Guardia Civil ha puesto en marcha desde el convencimiento de que un perro socializado en sus primeros meses de vida es más fácil de adiestrar.

Para Jesús, que tiene dos hijos pequeños, la adopción le va a suponer un "coste cero", toda vez que el Servicio Cinológico de la Guardia Civil (Secir) se hace cargo de los gastos de alimentación y veterinarios que precise el cachorro.

No sólo eso. La Guardia Civil le ha entregado de forma gratuita un equipo de cepillado, collares, correas y la medalla identificativa de perros policía de ese cuerpo.

Este "padre adoptivo" ya tiene experiencia en este tipo de programas y asegura que sus hijos tienen claro que después de de unos meses Verdi tendrá que volver a las instalaciones del Secir en El Pardo (Madrid) para adiestrarse y "prestar un gran servicio a la sociedad" en la especialidad en la que lo entrenen: detección de explosivos, drogas o rescate y seguridad ciudadana.

No duda en que sus hijos se encariñarán del cachorro, pero siempre tendrán la oportunidad, dice Jesús, de adoptar otro.

Para poder llevarse a Verdi a casa, Jesús ha tenido que firmar un documento en el que se compromete a ejercer el "más diligente control" sobre el animal.

¿Qué hay que hacer para formar parte del programa? En primer lugar, tal y como explican os agentes encargados del adiestramiento, los aspirantes -a ser posible familias con hijos- deberán someterse a una entrevista personal en la que se les evaluará para comprobar si son adecuados para cuidar de los cachorros durante un tiempo de unos siete u ocho meses.

Se trata de que el perro acompañe a la familia en todas las actividades cotidianas que sea posible para que se acostumbren a todo tipo de ambientes y mantengan contacto con mucha gente, lo que evitará "inseguridades" en el cachorro, que de este modo "no tendrá miedo a ninguna situación", subraya el cabo primero Álvaro de San Sebastián, encargado en la actualidad de las camadas.

Tanto él como el resto de los agentes del Secir estarán a disposición de la familia adoptiva las 24 horas del día para cualquier incidencia o consulta, aunque se llevará a cabo una evaluación bimensual para comprobar la evolución del cachorro.

Y si durante el periodo de cesión la familia tiene que ausentarse por vacaciones u otros motivos y no puede ocuparse del perro, el Secir se hará cargo hasta el retorno.

En la actualidad, la labor de socialización de los futuros perros policía la llevan a cabo los propios adiestradores, pero después de que la Guardia Civil pusiera en marcha su propio plan de cruce y de cría, el número de cachorros ha aumentado de forma considerable.

Por ello, y tras comprobar el buen resultado que ha dado esta experiencia en otras instituciones como la ONCE, el instituto armado ha decidido desarrollar este programa en el que, en principio, participan siete pastores holandeses y cuatro alemanes, aunque después se ofrecerán también pastores belgas malinois, labradores retriever y golden retriever.

La Guardia Civil ha habilitado una cuenta de correo para los solicitantes: Dg-cinologico-fenix@guardiacivil.org.

Hay ya lista de espera, pero que nadie se desanime porque, como ha comprobado Efe, en las instalaciones del Centro de Adiestramiento aún hay varias camadas que también se ofrecerán a las familias.

Tras el periodo de socialización, estos canes, ya con la edad idónea para comenzar su adiestramiento, volverán a El Pardo, donde un equipo de casi 70 guardias civiles se encargarán de formarles en una de las tres especialidades de sus perros policía: explosivos, drogas, y rescate y seguridad ciudadana.

Quizá alguno de estos perros socializados en familia contribuirá, como recientemente ha ocurrido en Segovia, a resolver un crimen siguiendo el rastro de la sangre, a rescatar con vida a alguna persona sepultada entre escombros o a evitar una explosión.