Los robos en viviendas, comercios y empresas se han disparado de forma espectacular en los últimos años. Y muchos de esos delitos son perpetrados por ladrones que usan técnicas de cerrajero o que aplican la picaresca. Y por las cerraduras pasa buena parte de la seguridad de un domicilio o negocio. Hace pocos días, la Guardia Civil detuvo en Icod a tres jóvenes que en 10 días cometieron supuestamente 13 asaltos en talleres, tiendas de ropa o deportes y en una farmacia. Rompían el cilindro de las cerraduras y extraían.

La Academia Canaria de Seguridad acogió en Añaza una jornada organizada por Cerrajería Los Príncipes para exponer a policías, peritos judiciales y de aseguradoras cómo actúan estos delincuentes, así como de las precauciones a seguir para evitar ser víctimas de personas sin escrúpulos que se hacen pasar por cerrajeros.

La sesión también sirvió para divulgar la importancia de que los profesionales estén en la Federación de Unión de Cerrajeros de Seguridad (UCES). Aparte de estar acreditados con una tarjeta identificativa, uno de sus requisitos es que los empleados no tengan antecedentes delictivos.

Sistemas más usados.- David Hormaechea, dueño Irual Seguridad de Pamplona, explicó que los sistemas más usados por los que atacan las cerraduras son la rotura de cilindros, la extracción de los mismos y el uso de ganzúas. Hormaechea dijo que, cuantas más trabas hallen los ladrones para entrar a un domicilio, mejor. A la hora del robo, los autores siempre elegirán aquel al que entren más rápido. El nivel de seguridad de una cerradura está directamente relacionado con el precio que el cliente pague por ella. La mayoría de las puertas son fáciles de atacar, pues tanto el cilindro de la cerradura como el escudo que la rodea se rompen sin dificultad. Por ahora, la mejor cerradura es la que posee un cilindro antirrotura y el escudo de seguridad de metal macizo. Ambos objetos pueden costar, en total, 300 euros. Pero hay otros precios. Una protección intermedia puede llegar a 100 o 120 euros, aproximadamente, mientras que el escalón más bajo ronda los 60 euros. Los cerrajeros explicaron a las fuerzas de seguridad en qué consisten las técnicas de los ladrones, qué marcas dejan y qué seguimiento pueden hacer los agentes a esas herramientas.

Peligros.- La picaresca es muy variada. Desde el ladrón que llama a un cerrajero para que le abra la puerta y poder desvalijar la casa, hasta los falsos cerrajeros que hacen copias de las llaves de los domicilios y después las venden a delincuentes con la dirección de cada vivienda. Cristóbal Izquierdo, de Cerrajería Los Príncipes, señala que no se trata de crear alarma, pero tampoco vivir en la ignorancia respecto a los riesgos que entraña prestar un llave de tu casa o que la cerradura la instale alguien sin escrúpulos. Izquierdo cree que lo mejor es contactar con una empresa que posea una sede abierta al público. Para Izquierdo, acudir a las personas que se anuncian en los porteros electrónicos solo con un teléfono puede salir inicialmente más barato, pero, a veces, también entraña peligro, pues al reclamar responsabilidades por algún problema "no existen" o han cambiado de número.

Pasos del trabajo.- En Tenerife hay cuatro empresas vinculadas a la Federación UCES. Ángel Sanz, de Aperturas Segovianas, señala que los profesionales del colectivo lo primero que hacen en un servicio es mostrar la acreditación, que indica que está avalado por el Ministerio del Interior. Después le solicitan el DNI al cliente y le hacen un parte con el presupuesto. Su labor acaba con la apertura de la puerta y, sin cruzar la misma, invitar al dueño o el usuario a que pase al interior. Eso sí, mientras lleva a cabo el trabajo, el cliente debe retirarse para no ver cómo lo hace. Y es que no quieren "formar" a delincuentes.

Con llaves originales.- Hay veces que los ladrones operan con copias de las llaves originales de las casas. Hace meses ocurrió uno de estos casos en La Laguna. Según fuentes policiales, una constructora entregó llaves de cada piso a trabajadores para que realizaran remates en los pisos. Los dueños de las viviendas recibieron tres llaves por cada domicilio. Pero la empresa tuvo problemas económicos y no pudo pagar todo lo que debía a sus empleados. Y estos decidieron usar las llaves que aún tenían para entrar a los pisos ya ocupados por sus propietarios y robarles. Izquierdo señala que, cuando se recibe una casa, lo normal es que cada propietario reciba cinco copias de la llave de la puerta principal. Opina que hay que cambiar de mentalidad y evitar los excesos de confianza. Dejar la llave a un vecino para que riegue las plantas, a un obrero para que haga reformas o a una empleada de hogar para que entre y salga libremente conllevan riesgos. Y es que esas personas pueden devolver las llaves, pero nadie les impide hacer copias. En el caso de las empleadas del hogar, una alternativa es colocar dos cerraduras. Cuando acude a trabajar y hay personas en la vivienda, accede con la llave de una cerradura. Y cuando la familia está de viaje o fuera del inmueble, este queda cerrado por dos cerraduras. Hace años, había personas que, por ejemplo, alquilaban una vivienda durante un mes. Al acabar ese plazo entregaban las llaves al dueño y se marchaban. Durante esas semanas, además de hacer copias de las llaves del domicilio y el portal, también recababan información de movimientos de todos los vecinos, de sus entradas y salidas. Semanas más tarde regresaban y, tras pasar el portal, robaban tanto en la casa donde residieron como en las de otros vecinos ausentes en ese momento. Y, según las fuentes, este procedimiento resultó frecuente en la zona de Residencial Anaga.