El periodista Wang Qinglei ha denunciado este lunes su despido de la televisión estatal china CCTV después de haber criticado mediante una carta abierta el papel de la cadena en la confesión de un conocido bloguero que reconoció haber difundido rumores a través de Internet.

El periodista criticó mediante su carta, que ha sido eliminada de todas las redes sociales chinas, la confesión en televisión del conocido comentarista y bloguero Charles Xue, en la que reconocía haber difundido de forma irresponsable rumores a través de Internet.

La televisión estatal china emite con regularidad las confesiones de ladrones, prostitutas y otro tipo de delincuentes a pequeña escala. Sin embargo, en los últimos meses varios sospechosos de delitos de alto perfil han confesado sus crímenes en la cadena, a menudo esposados.

Los sectores críticos han advertido que este tipo de confesiones privan a los acusados de su derecho a tener un juicio justo. Wang se hizo eco de estas advertencias en su carta, afirmando que pese a que la lucha contra los rumores es algo elogiable, los medios de comunicación no deberían decidir quién es inocente o culpable.

"Los medios de comunicación no son un tribunal", afirmó Wang. "¿Qué autoridad tenemos para entrometernos en una ley y juzgar qué es un rumor y quién es un ''Gran V''?, ha cuestionado, en referencia a los usuarios de la red social Sina Weibo, similar a Twitter, cuyos usuarios son denominados ''grandes v'' en el país.

Las autoridades chinas iniciaron una redada el pasado mes de agosto contra la difusión de rumores, en la que cientos de personas han sido detenidas y los usuarios de Sina Weibo han sido uno de los principales objetivos. La red social es muy popular en el país y cuenta con unos 12 millones de usuarios.

Wang también denunció que la Policía había empleado esta redada en contra de los rumores como un pretexto para perseguir casos que no había podido abordar. "Las autoridades locales de seguridad públicas, en casos donde no hay una base obvia jurídica o legal, usa todo tipo de cargos para acabar con los rumores", indicó.

El Gobierno chino anunció el endurecimiento de las medidas para frenar lo que denomina como la "expansión de rumores irresponsables", incluidas penas de tres años de prisión para quien difunda falsedades y sus mensajes tengan amplia redifusión.

El Tribunal Supremo chino y la Fiscalía General aseguraron por su parte que se imputarían con un delito de difamación a quien publique rumores de creación propia en Internet que sean leídos por más de 5.000 usuarios o que sean redifundidos más de 500 veces.