El límite que quiere establecer Europa a las comisiones interbancarias de los pagos con tarjetas de crédito y débito ha enfrentado a empresas de medios de pago y asociaciones de consumidores con los grandes comercios, que valoran de forma muy distinta su efecto sobre los bolsillos de los particulares.

La Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo (PE) mantuvo el jueves en el 0,3 % el tope propuesto por la Comisión para transacciones con tarjetas de crédito, en tanto que para las de débito se impuso un 0,2 % o un máximo de 7 céntimos de euro, la que sea más baja.

Estos topes, que entrarán en vigor previsiblemente en 2016, necesitan aún el visto bueno del pleno del PE y de los estados miembros, pero se han encontrado con el rechazo frontal de asociaciones de consumidores y empresas de medios de pago como VISA o Mastercard, en tanto que cuentan con el apoyo de las organizaciones de comerciantes.

En España, la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE) lidera la oposición contra esta limitación de comisiones, ya que en su opinión ya ha quedado claro en aquellos países donde se han establecido estos límites -España, Australia o Estados Unidos- que los más perjudicados son los consumidores.

La bajada de tasas no beneficiará a los consumidores ni a los pequeños comerciantes, apunta ADICAE, que son los que sufrirían subidas de comisiones, en tanto que favorecerá al gran comercio y a la banca.

Lo cierto es que los grandes comercios se han apresurado a aplaudir la iniciativa; EuroCommerce, la organización que agrupa al sector del comercio de la UE, cree que redundará en mejores precios para los consumidores de toda Europa.

Por el contrario, ADICAE, junto con ASGECO y otras organizaciones de consumidores de Italia (Cittadinanza Activa), Portugal (Associação Portuguesa do Dereito de Consumo), Rumanía (Protectia Consumatorilor) y los Países Bajos (Maatschappij Voor Beter OV) sostienen otra hipótesis.

Los bancos compensan sus ingresos mediante subidas en las diversas comisiones de las tarjetas y en los tipos de interés, que los comerciantes a su vez repercutirán en los consumidores.

También critican otras medidas incluidas en la norma, como la creación de "multitarjetas", aquellas en las que un sólo plástico incorpora varias opciones de tipo de pago -débito, crédito, monedero- y distintos proveedores o sistemas a elegir en cada una de las operaciones que se realicen.

En general, sostiene ADICAE, los pagos con tarjeta podrían perder su atractivo y generar confusión entre los consumidores, y se podría dar el caso de que los particulares tuvieran que tener obligatoriamente diferentes tarjetas para asegurarse que pueden pagar en todos los comercios.

En este sentido, las asociaciones de consumidores coinciden con las empresas de medios de pago, que rechazan de plano la imposición del "café para todos".

La fijación de un techo estricto sobre las tasas de intercambio, señalan desde Mastercard, no se basa en ningún dato o metodología claras, no tiene en cuenta las diferentes realidades de los mercados entre los países, y lo más importante, "es probable que aumente el costo de las tarjetas para los consumidores y los pequeños comerciantes".

La experiencia de otros países, como España, añade Mastercard, ha demostrado que este riesgo es real.

Asimismo, la empresa rechaza la inclusión de tarjetas comerciales en el proyecto, cuyo uso es muy distinto del de las tarjetas de consumo y que si se incluyen en estos límites podría perjudicar seriamente las pequeñas y medianas empresas.

Mastercard calcula que esto encarecería las cuotas anuales de las tarjetas para las pymes en más de un 80 %, en tanto que su uso se reduciría un 40 %.

Tras la votación del pasado jueves, desde VISA aseguran que los consumidores terminarán pagando más para acceder a sus propios fondos o simplemente recurrir al uso de dinero en efectivo, y destacan lo ilógico que resulta gravar igual una transacción de 50 euros que una de 5.000.