"Los monaguillos primero", dijo el papa Francisco a los reyes de España al cederles el paso en uno de los muchos momentos de cordialidad que hubo en la audiencia privada que el pontífice les concedió hoy en el Vaticano.

Una audiencia además de duración extraordinaria, pues el rey Juan Carlos y la reina Sofía estuvieron reunidos con el papa 53 minutos, un tiempo que hasta ahora no ha dedicado a ningún mandatario, excepto a la presidenta de su país de origen, la argentina Cristina Fernández.

El encuentro fue tan largo que la Secretaría de Estado vaticana, ante la inquietud de la prensa y la delegación española, que esperaban la salida de los reyes, envió un emisario para explicar que "estaban en plena conversación".

La reunión del papa con los reyes mantuvo el protocolo de las visitas de los jefes de Estado y de Gobierno al papa, aunque esta vez el escenario fue diferente ya que se celebró en las salas anexas al Aula Pablo VI, el gran auditorio donde se desarrollan conciertos y audiencias en el interior del Vaticano.

Por ello, los espacios no son los mismos que las grandes y solemnes salas del Palacio Pontificio y esto dio lugar a algunas bromas entre los reyes y el papa argentino.

Cuando les invitó al estudio en el que celebraron su reunión privada, y dado que la puerta de acceso es estrecha, Francisco no quiso entrar primero y les explicó en tono de broma que los monaguillos van siempre por delante del papa en una procesión, por lo que les cedió el paso.

La escena se repitió en otra ocasión cuando, tras la reunión privada, pasaron al salón adyacente al Aula Pablo VI, donde estaba prevista la presentación al papa de la delegación que acompaña a los reyes.

"Los monaguillos primero", exclamó el papa sonriendo en referencia a la anterior situación, a lo que el rey Juan Carlos sonrío también y pasó antes que el pontífice.

Entrando en el salón, el papa advirtió en tono cariñoso al rey Juan Carlos, que iba apoyado en su muleta, "que el resto del ceremonial sería de pie".

El rey, que iba vestido con un traje negro de raya diplomática y corbata negra, fue presentando a la delegación española formada por 20 personas y entre las que se encontraba el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, y su esposa.

García-Margallo se acercó a saludar al papa y le reveló que había sido alumno de los jesuitas, a lo que Francisco, divertido, le dijo: "Pues tiene el virus dentro".

El clima de cordialidad se había instaurado ya desde el principio cuando Francisco salió a recibir a los reyes de España y les agradeció "lo de ayer", su presencia en la misa para la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII.

"Una ceremonia muy bonita", dijo Don Juan Carlos al papa, "preciosa", según Doña Sofía, y "muy bella", para el pontífice, en el que fue su primer tema de conversación.

Después en privado hablaron de asuntos como los aspectos sociales del paro juvenil y los conflictos internacionales, sobre todo el de Ucrania, y la Unión Europea.

También abordaron la posibilidad de una visita del pontífice argentino a España en 2015, en ocasión del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.

Don Juan Carlos y doña Sofía, que llevaba hoy un vestido color marfil con chaqueta abotonada del mismo color y un collar de perlas, le entregaron a Francisco dos volúmenes con la obra mística de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

Fue el mismo papa quien acompañó a los reyes a la salida y pidió que saludasen "a sus hijos y nietos", despidiéndoles con un gesto con la mano mientras se alejaban en el coche.

Con anterioridad, los reyes también habían mantenido una reunión con el secretario de Estado Pietro Parolin, con quien también pudieron conversar en español ya que el "primer ministro" vaticano, antes de ser nombrado en este cargo, el pasado febrero, era nuncio en Venezuela.

Los reyes entregaron a Parolin un pequeño catecismo en códice, realizado con dibujos, con el que los religiosos les explicaban a los indígenas de Latinoamérica sus enseñanzas cuando aún no habían aprendido sus lenguas.