Menos del 40% de las mujeres embarazadas o madres con hijos recién nacidos del mundo reciben prestaciones monetarias por maternidad, según el ''Informe mundial sobre la protección social, 2014-2015: Hacia la recuperación económica, el desarrollo inclusivo y la justicia social'' de la Organización Internacional del Trabajo.

Este porcentaje aumenta hasta el 48% si se incluye la cobertura voluntaria, principalmente para las mujeres con un empleo por cuenta propia, según precisa el estudio.

Además, subraya que, debido a un cumplimiento y a una aplicación "ineficaces" de la ley en algunas regiones como Asia y el Pacífico, América Latina y África, la cobertura efectiva es "aún más baja" pues sólo el 28 por ciento de las mujeres que tienen un empleo reciben prestaciones monetarias de maternidad que procuren una forma de seguridad de ingreso durante la fase final del embarazo y después del nacimiento. Según advierte la OIT, la falta de seguridad de ingreso obliga a muchas mujeres a reintegrar el trabajo de manera prematura.

Ante estas "lagunas", la OIT remarca que "garantizar un acceso efectivo a una atención de la salud materna de calidad reviste especial importancia, sobre todo en los países en los que la economía informal representa una gran proporción del empleo".

Además, subraya que una protección de la maternidad efectiva garantiza una seguridad del ingreso para las mujeres embarazadas y las madres de hijos recién nacidos y sus familias, un acceso efectivo a una atención de la salud materna de calidad y promueve la igualdad en el empleo y la ocupación.

Por otra parte, el informe indica que la protección social para los niños y las familias es "un derecho incumplido" pues las políticas de protección social existentes "no abordan suficientemente las necesidades de seguridad del ingreso de los niños y las familias, especialmente en los países de ingresos bajos y medios.

Según precisa la OIT, aproximadamente 18.000 niños mueren al día, en su mayoría por causas que se podrían prevenir con una protección social adecuada. Además, según añade, la protección social también desempeña una función "clave" en la prevención del trabajo infantil, reduciendo la vulnerabilidad económica de las familias, permitiendo que los niños vayan a la escuela y protegiendo a estos de la explotación.

El estudio indica que existen programas específicos de prestaciones familiares y por hijos en 108 países, pero "a menudo comprenden sólo a pequeños grupos de población". Mientras, según añade, en 75 países ni siquiera existen tales programas.

Como promedio, según puntualiza la OIT, los gobiernos asignan el 0,4 por ciento del PIB a las prestaciones familiares y por hijos, porcentaje que oscila entre el 2,2 por ciento en Europa Occidental y el 0,2 por ciento en África, Asia y el Pacífico. Asimismo, apunta que entre 2007 y 2012, la pobreza infantil aumentó en 19 de los 28 países de la Unión Europea.

Para la OIT, "la consolidación fiscal y las medidas de ajuste en las economías de ingresos más elevados, amenazan el progreso de la seguridad del ingreso para los niños y sus familias".

DÉFICIT DE 10,3 MILLONES DE TRABAJADORES DE LA SALUD

Por otra parte, el informe revela que más del 90 por ciento de la población que vive en países de bajos ingresos sigue estando sin ningún derecho de cobertura de la salud y que, en todo el mundo, el 39 por ciento de la población carece de tal cobertura.

Como consecuencia, según explica la OIT, aproximadamente el 40 por ciento de todo el gasto mundial en salud recae directamente en el enfermo. Además, añade que incluso las personas que están legalmente cubiertas, "efectúan elevados pagos directos y sufren de la falta de los trabajadores de la salud requeridos para la prestación de servicios".

En este sentido, la OIT señala que existe "un déficit global de 10,3 millones de trabajadores de la salud que se requieren para garantizar que todos los que se encuentran en situación de necesidad reciban servicios sanitarios de calidad". Según subraya, esta laguna y unos salarios de los trabajadores de la salud "a menudo cercanos a la pobreza", están "bloqueando" el progreso hacia una cobertura universal de la salud.