Los llaman "Generación Y", "Generación del Milenio" o "Generación 2001". Es la generación del siglo XXI, los jóvenes que han sido educados en la cultura de internet. Son los nacidos entre los años 80 y 90, a quienes hoy se ríen del campo de fútbol infinito que corría en cada partido Oliver para llegar a la portería de Benji, a quienes vieron series tan diversas como los Power Rangers o Punky Brewster, a quienes obvian la publicidad y atienden únicamente a recomendaciones de amigos, a foros y grupos de opinión, a la interactividad que proporciona la red, a quienes hoy son testigos de la velocidad de vértigo con la que surgen nuevas tecnologías porque viven conectados las 24 horas del día. Sí, a ellos, muchos de los cuales son menores de 30 años... egocéntricos, listos y preparados económicamente porque nacieron bajo el paraguas de la prosperidad.

Esta generación, la más preparada, es la que está sufriendo en mayor medida el desempleo en nuestro país, la que quizá preparó sus maletas y se decidió a embarcar, la que fue criada gracias a los abuelos y que aún vive con sus padres y, probablemente, la más estudiada y buscada por las empresas actuales. Para darle cabida al futuro dentro de las empresas se hace necesaria la redefinición de los puestos de trabajo actuales de modo que den respuesta a esta generación que marcará un antes y un después.

Estos jóvenes tienen características comunes que los definen. Son esperanzados y sólo conocen la democracia, lo anterior "es historia y batallitas de viejos". Tienen un carácter crítico, "saben lo que quieren", silenciosos y contundentes "deciden con seguridad". Exigen inmediatez en las respuestas y en los resultados. Por ese motivo no buscan procesos. Piensan en el corto plazo y viven con el cambio. También son individualistas, impacientes, creativos, de esfuerzo individual, con iniciativa. Les gusta escalar posiciones y no les importa ni les asusta la rotación de puestos. Necesitan recompensas, el trabajo es una forma de desarrollarse, pero la vida es más: amigos, aficiones, etc. exigen "feedback" continuo y revisiones de su rendimiento. Desean flexibilidad temporal y espacial, retribución por resultados aunque no rechazan la estabilidad laboral, entorno de trabajo agradable, respeto por su estilo de vida y tener oportunidades de aprender. Están informados y saben buscar información, son experienciales. Son urbanos, adaptables, y poco sentimentales.

Es obvio que si las empresas quieren llegar a esta generación tienen que hacer muchos cambios y no solo en lo que al diseño de puestos se refiere. También en la oferta de reclutamiento que deberá contener valores importantes para ellos que incrementen su interés en la organización; en las pruebas de selección que deberán vender la "empresa creativa y dinámica" que ellos buscan; en la incorporación y acogida del joven que debe ser un proceso rápido y directo; y en la cultura del rendimiento dando paso a la autonomía personal y a la autogestión del tiempo y dejando atrás el término "permanencia" que tradicionalmente se ha impuesto a los trabajadores.

La "Generación Y" indefectiblemente cambiará al mundo ¡Bienvenidos!