Observaciones con el Gran Telescopio Canarias (GTC) han ayudado a determinar cómo influye la masa de las estrellas, su edad y periodo de rotación en las características de las fulguraciones o llamaradas que emiten las "enanas frías", que tienen una cuarta parte de la masa del sol.

Según indica el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en un comunicado, aunque desde hace décadas se investiga este proceso en las estrellas, estos estudios eran parciales porque desde tierra las observaciones se interrumpen durante el día y durante la época del año en la que la estrella está demasiado cerca del sol.

Gracias al satélite Kepler, prosigue el IAC, se han podido desarrollar observaciones casi ininterrumpidas durante casi cuatro años de estrellas de distinto tipo, desde estrellas frías a estrellas de tipo solar o de menor masa y esto, sumado a los datos aportados por el GTC, ha permitido a un equipo de astrónomos, liderado por Gavin Ramsay, del Observatorio de Armagh (Reino Unido), desvelar este proceso en las estrellas KIC 5474065 y KIC 9726699.

Para este trabajo el equipo utilizó datos obtenidos durante el proyecto "Rapid Temporal Survey-Kepler", cuyo objetivo era identificar fuentes que mostraran variaciones de flujo en escalas de tiempo cortas, de menos de 30 minutos.

Los investigadores identificaron fulguraciones cortas desde tierra de la estrella enana KIC 5474065 y las observaciones llevadas a cabo con el GTC confirmaron que se trataba de una estrella de tipo espectral M4 V1, con un período de rotación de 2,47 días y fulguraciones ópticas de gran amplitud y corta duración, de tan solo 10 minutos.

El equipo comparó la proporción de fulguraciones con otra estrella del mismo tipo espectral, KIC 9726699, que es cinco veces más brillante que la anterior y tiene una mayor velocidad de rotación, unos 0,60 días.

Las implicaciones de las fulguraciones estelares en la atmósfera de un exoplaneta orbitando alrededor de una estrella que emita estas llamaradas son importantes para el desarrollo de la vida, ya que estas energéticas fulguraciones podrían tener una influencia potencialmente peligrosa en su habitabilidad.

"Estos nuevos datos también serán un acicate para volver a examinar los efectos que las estrellas con muchas fulguraciones pueden tener en la química de la atmósfera de exoplanetas que se encuentren en su zona de habitabilidad", subraya Gavin Ramsay.

Aún queda por ver si muchas llamaradas de baja energía son tan peligrosas como unas pocas de alta energía para la existencia de vida en planetas extrasolares, agrega el investigador.

Además del GTC, para obtener los datos de este trabajo se ha utilizado información obtenida por el Telescopio Isaac Newton de La Palma, el telescopio espacial Kepler de la NASA y datos del archivo Mikulski de Telescopios Espaciales del mismo centro estadounidense.