La sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) se encontrará este miércoles --tras 10 años de viaje por el espacio-- con el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, la roca sobre la que se posará el próximo mes de noviembre. Si todo se produce tal y como está previsto, Rosetta se convertiría en la primera sonda en orbitar un cometa.

"Por primera vez vamos a encontrarnos con un cometa, por primera vez vamos a escoltar a un cometa a su paso cerca del Sol y, por primera vez, vamos a implementar un módulo de aterrizaje", ha explicado el responsable de la misión, Matt Taylor. "La cita de esta semana es, por tanto, un hito clave en la misión", ha añadido en declaraciones a ''Space.com''.

Rosetta despegó en marzo de 2004 para protagonizar un largo viaje por el Sistema Solar en el que ha permanecido en hibernación un total de 957 días. Otro récord de esta iniciativa espacial. Ahora, se encuentra en uno de los momentos más delicados de la misión, la operación de encuentro, que consta de 10 maniobras diferentes, que comenzaron a principios de mayo y que concluirán este miércoles.

"Es un reto porque nunca se ha hecho antes. Otras misiones a cometas han sido sobrevuelos a alta velocidad a unos 100 kilómetros o más de distancia", ha precisado Taylor.

EL PROCESO

Según ha informado la ESA, la nave se situará esta semana a 30 kilómetros de la roca, pasando en septiembre a los 20 kilómetros y en octubre a los 10 kilómetros. En este tiempo de aproximación a 67P/Churyumov-Gerasimenko, Rosetta irá obteniendo datos acerca de la composición, densidad y gravedad del cometa, para que los científicos sepan "con qué se van a encontrar".

Del mismo modo, elaborará mapas de la superficie para determinar cuáles son sus características y cuál será el mejor sitio para llevar a cabo el aterrizaje.

En este sentido, el coordinador de operaciones científicas de Rosetta, Laurence O''Rourke, ha indicado que este mes se seleccionarán 5 posibles lugares que pasarán a ser 2 en la segunda aproximación en septiembre y en octubre, un mes antes de la operación, se determinará cuál es el lugar adecuado.

"No dependerá sólo de que sea plano, porque la superficie de los cometas sufre explosiones y habrá que tener en cuenta también dónde hay aspectos buenos para estudiar. Por eso se hace este trabajo conjuntamente entre científicos e ingenieros, porque cuentan los aspectos técnicos, pero también los de investigación", ha declarado O''Rourke.

No será la propia Rosetta la que se pose sobre la roca, sino que será la sonda que porta, Philae, quien lo haga. Tras su expulsión, Rosetta volverá a situarse a 30 kilómetros. De hecho, a medida que el cometa se vaya acercando al Sol, la nave irá aumentando su distancia, hasta los 40-45 kilómetros. Esto se debe a que, a medida que el cometa está cerca de la estrella va soltando más gases, debido al calor, que hacen que sea más difícil su estudio desde distancias cortas.

UNA SEMANA DE CIENCIA "MARAVILLOSA"

En cuanto a la sonda, el experto ha indicado que se posará en noviembre sobre 67P/Churyumov-Gerasimenko y su misión será permanecer allí para ofrecer datos. Entre sus instrumentos, contiene un taladro que perforará el cometa y estudiará su composición ''in situ''. La intención de la ESA es que este aparato permanezca activo una semana como mínimo "aunque si dura más será estupendo". "Aunque sea una semana será una semana de ciencia maravillosa", ha apuntado O''Rourke.

En los datos de Philae están puestos muchos de los objetivos científicos de esta misión. Otro de los coordinadores de la misión, Michael Kueppers, ha indicado que este proyecto podría arrojar respuestas sobre si la teoría de que la vida llegó a la Tierra a través de estas rocas es cierta. "Los cometas tienen información sobre nuestros orígenes y son iguales a los bloques que hace 4.000 millones de años formaron los planetas", ha explicado.

Aún así, ha determinado que esta creencia no significa que las moléculas microbianas procedan todas de los cometas, sino que, en combinación con las existentes en la Tierra, llegaron a conseguir lo que hoy existe. En cuanto a las teorías sobre que el agua llegó al planeta desde los cometas, Kueppers ha apuntado que la misión Rosetta también permitirá comparar ese agua que se sabe que contiene con el agua de los océanos terrestres y comprobar si existen diferencias.