Miguel Pajares, primer español infectado por el virus del ébola, sigue ingresado en el Hospital Carlos III de Madrid víctima de una enfermedad hoy por hoy sin tratamiento efectivo pero que, dada la actual crisis, puede despertar el interés por la elaboración de nuevos estudios científicos.

En el mismo centro hospitalario se encuentra la misionera Juliana Bonoha Bohé quien, según los ensayos médicos practicados, no está infectada por este virus ni por el de la malaria aunque en tres días más se le repetirá la prueba de detección del ébola para confirmar su estado.

La principal dificultad para hacer frente a esta afección de tipo episódico, que ha causado cerca de un millar de muertes en varios países de África occidental desde el último brote del pasado mes de marzo, es la escasez de investigaciones científicas específicas, situación que probablemente cambiará tras el decreto de emergencia de salud pública emitido por la Organización Mundial de la Salud.

"La novedad en el brote actual es que el virus ha llegado a ciudades grandes y eso ha provocado una expansión muy rápida", ha explicado a Efefuturo el científico Fernando de Ory, virólogo del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III y vicepresidente de la Sociedad Española de Virología.

Este experto ha recordado que "no existen todavía vacunas, ni tratamientos antivirales efectivos ni tratamientos con anticuerpos para combatir la enfermedad aunque sí es cierto que algunas farmacéuticas han desarrollado fármacos que están en fase de experimentación y existen varios trabajos de investigación al respecto".

Hoy por hoy el brote se controla desde el punto de vista sanitario con medidas de contención; es decir, el aislamiento del enfermo evitando sobre todo el contacto con sus fluidos corporales, para romper la cadena de transmisión del virus.

Según De Ory, es "probable" que el actual brote de ébola, al haberse extendido de esta forma, conciencie sobre la necesidad de investigar con mayores fondos y recursos la manera de combatir un virus que lleva la muerte al 60 % de los enfermos contagiados.

"Estoy convencido de que esta situación ayudará a destinar más inversiones y recursos a la investigación de esta enfermedad" que, aunque no sea endémica, como otras que despiertan más fácilmente el interés por la investigación, está alcanzando grandes dimensiones, ha asegurado el experto.

Atajar este tipo de enfermedades es "fundamental", si bien es necesario algo más que recursos financieros porque, según recuerda, "algunos virus son muy complicados de combatir incluso destinando inversiones millonarias".

Es el caso del sida: el VIH es un patógeno contra el cual los científicos luchan desde hace tres decenios y todavía no han conseguido una vacuna eficaz, aunque sí existen ya terapias que lo han transformado en crónico.

El virus del ébola, con ARN como material genético, se visualiza en el microscopio electrónico sin envuelta; morfológicamente es alargado, con forma de bacilo, aunque puede ser más complejo.

Existen otros virus que producen fiebres hemorrágicas como el ébola, pero con tasas de mortalidad menores y algunos son incluso susceptibles de tratarse con antivirales, por ejemplo en el caso del virus Crimea-Congo, transmitido por picaduras de garrapatas.

A los enfermos de ébola aislados en los hospitales se les aplica terapia de soporte y el contagio, especialmente peligroso en la fase hemorrágica, es difícil si se toman precauciones adecuadas, ya que exige contacto físico con fluidos del enfermo -por ejemplo, vómitos- al contrario de lo que ocurre con otros más comunes como el de la gripe, que se contagian fácilmente al transmitirse por el aire.

Superada la enfermedad, el virus continúa durante dos meses en el semen del paciente, por lo que éste debe evitar relaciones sexuales durante ese tiempo.

El principal factor de esperanza es que la supervivencia de una u otra persona afectada por el ébola depende especialmente de su propio sistema inmunológico y por tanto de la capacidad de su organismo para hacer frente al virus por medio de sus propias defensas naturales.