Las primeras botellas de plástico biodegradables y compostables de baja capacidad ideadas para contener productos de droguería o parafarmacia, como geles de ducha, estarán listas para ser comercializadas a finales de este año.

La empresa valenciana Almuplas, que ha desarrollado estos envases de entre 100 y 500 mililitros en colaboración con el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), trabaja ahora en la tecnología industrial necesaria para fabricar a gran escala las botellas, según explica su gerente, Salvador Chelós.

Fruto del proyecto de investigación "Bio P Farm" de Aimplas, estas botellas están compuestas de un material orgánico capaz de desintegrarse en menos de seis meses en una planta de compostaje o en un período similar si, tras tirarlos a un contenedor orgánico, los envases van a parar al vertedero.

Habitualmente, los envases del sector de la parafarmacia se fabrican con polietileno, un material que se degrada tan lentamente que puede tardar años en descomponerse por completo.

La investigadora principal del proyecto, María Pilar Diego, destaca que los botellines biodegradables cuentan con la ventaja de que "desaparecen visualmente del medio" en poco tiempo.

Sin embargo, matiza que el material biodegradable es más difícil de encontrar y más caro que el polietileno.

Además, Diego señala que el proceso de fabricación de los envases, por extrusión, también ha requerido una adecuación de la maquinaria a las características especiales del nuevo material, tarea de la que se encargaron los talleres catalanes Pena y Rubla.

Desde su salida al mercado hace unos veinte años, los materiales biodegradables se utilizan cada vez más en la fabricación de productos, según la investigadora.

Y a pesar de que la crisis "ha frenado un poco" esta evolución, la concienciación de las empresas y los ciudadanos con el medio ambiente han consolidado su utilización como una tendencia, asegura.

Para las empresas, agrega Diego, este tipo de envases supone la posibilidad de sacar productos novedosos para el mercado que les permitan diferenciarse de la competencia.

En este sentido, Chelós corrobora que tras la obtención del innovador envase bastantes empresas rápidamente se interesaron por incorporar el valor añadido de la biodegradabilidad a sus productos.

A corto plazo, sin embargo, el gerente asume que debido a la crisis habrá que esperar para que las empresas adopten este valor añadido, un "lujo" que de momento solo algunas marcas pueden permitirse.

Por ello, Almuplas se afana en conseguir la tecnología industrial necesaria para fabricar a gran escala los envases de forma que se abaraten sus costes.

Una de las ventajas con las que cuenta la fabricación de estos materiales biodegradables es que, al ser procesados a temperaturas más bajas que los convencionales, consumen menos energía y suponen un ahorro en costes, explica la investigadora.

"Creemos que lo abarataremos más y será más competitivo", indica Chelós, quien explica que el principal objetivo es hacer biodegradables los envases pequeños, ya que no resulta "factible" recuperarlos por su elevado coste en comparación con la reutilización de envases de capacidad superior a un litro.

Chelós se considera optimista y aventura que muchos de los envases pequeños de droguería que actualmente no se recuperan irán a parar a plantas de compostaje, con lo que se contribuirá a mejorar el medio ambiente.

Mientras tanto, Almuplas ya está investigando la posibilidad de adaptar las botellas biodegradables al sector de la alimentación, donde podrían contener yogures líquidos o salsas, entre otros productos.