A finales de año deberán estar aprobados los planes de gestión de los cerca de 1.500 Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) que conforman en España la Red Natura 2000 para que se les reconozca como Zonas de Especial Conservación (ZEC), aunque poco más del 10 % de ellos cuenta hoy con dichos planes.

La Red Natura 2000, la mayor figura de protección de la biodiversidad del mundo, integra más de 26.000 espacios de gran valor ecológico en Europa, 2.000 de ellos sólo en España, que ocupan el 30 por ciento de su superficie, casi un millón de kilómetros cuadrados.

Nacida en 1992 con la aprobación de la Directiva de Hábitats, la Red Natura 2000 garantiza protección a espacios y especies a través de dos modelos: las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), que pasan a denominarse Zonas de Especial Conservación (ZEC) una vez son declarados oficialmente por la Unión Europea.

Y es aquí donde los planes de gestión se hacen imprescindibles, porque son los que establecen las medidas a ejecutar en cada espacio de la Red, valorar su estado de conservación y estimar la financiación necesaria para aplicar las medidas.

Desde la designación como LIC de un espacio hasta su declaración como ZEC no deben pasar más de seis años; de hecho, asegura Octavio Infante, técnico del Área de Conservación de Especies y Espacios de SEO/BirdLife, las comunidades autónomas tendrían que haber establecido las medidas para conservar esos espacios antes de 2011, según la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y Biodiversidad.

El no haberlo hecho ha traído consecuencias desastrosas para España, como haber perdido la posibilidad de aplicar fondos de la PAC (Política Agraria Común) o una sentencia condenatoria en el caso de Canarias, donde la región Macaronésica, primer LIC que aprobó la CE, debería haber sido también el primero en presentar su plan de gestión.

Las ventajas de lograr el ''sello'' ZEC son, básicamente, la seguridad jurídica y la dotación económica, necesarias ambas para mantener el buen estado de conservación de los hábitats y de las especies por el que se designaron los LIC o las ZEPA.

Pero además, la financiación es fundamental para dinamizar zonas rurales, revitalizar actividades tradicionales y activar nuevas fuentes de generación de riqueza que favorezcan al mismo tiempo los asentamientos humanos y la conservación de los espacios.

Según Octavio Infante, "se estima que hacen falta 6.000 millones de euros para gestionar la Red Natura 2000, lo que supondría unos tres céntimos por habitante europeo al día durante un año", pero los beneficios ascenderían a entre 200.000 y 300.000 millones de euros.

Otro de los aspectos positivos del proceso de elaboración de los planes de gestión de los espacios de la Red Natura 2000 es la participación pública en los mismos, imprescindible para garantizar que la administración no toma ninguna decisión relevante sin consultar a las personas interesadas y que la reglamentación responde efectivamente a los intereses y preocupaciones del público.

De esta manera, este proceso acerca al ciudadano a la Red Natura 2000 y le hace partícipe de la responsabilidad en la búsqueda de soluciones a los problemas de los espacios, valorando la experiencia de la población local.

"Los ciudadanos pueden opinar y valorar cómo gestionar su territorio", asegura el responsable de SEO/BirdLife, y "ello confiere a la red un modelo de gestión de futuro".

La ONG insiste en que este modelo de conservación de la Red Natura 2000 contempla no sólo los beneficios para la naturaleza, también para los ciudadanos y la economía en general.

Así, lejos de ser un obstáculo para el desarrollo socioeconómico de los espacios, pretende ser una oportunidad para la implementación de actividades productivas tradicionales, recreativas y de turismo, la seña de identidad de España.