El experto en patologías tropicales en el Hospital La Paz-Carlos III Fernando de la Calle Prieto, uno de los cuatro médicos que trató al religioso Miguel Pajares, pide que se potencien las unidades de estas dolencias para que, como ha ocurrido con el ébola, los equipos estén acostumbrados y funcionen bien.

En una entrevista en la que ha estado acompañado de otra de las componentes del equipo que cuidó directamente de Pajares, Marta Arsuaga, ambos profesionales rechazan el debate sobre la conversión del Carlos III en un centro de media y larga estancia y su traslado a las instalaciones de La Paz.

Porque ambos consideran que lo importante es que existan "equipos médicos cualificados" y no debatir sobre "infraestructuras, fusiones, acoplamiento de hospitales y de unidades", porque en ese campo los médicos asistenciales no tienen "mucho que decir".

"Más importante es que el personal especialista se mantenga", esgrime De la Calle Prieto, que recalca la importancia de que existan y se potencien las unidades para patologías tropicales como él ébola.

Principalmente, prosigue, en una capital como Madrid, que cuenta con un aeropuerto internacional y sirve de entrada de muchos inmigrantes, tanto provenientes de África como de América.

"Dado el trasiego de viajeros a nivel mundial, las fronteras no existen ni para virus ni para bacterias. Lo que pasa en China, lo que pasa en Burundi, en Haití, nos repercute", aduce Arsuaga.

Esta también elude el debate sobre la remodelación del Carlos III y argumenta que, para atender a Pajares y en la actualidad a la religiosa repatriada con él -que no sufre de ébola-, contaron, pese a los cambios, con "las habitaciones que se habían tenido siempre" y con el personal que estaba el año pasado en el centro, antes de su traslado a La Paz.

Los dos trabajaron, mano a mano con otros dos médicos, Mar Lago Núñez y Germán Ramírez-Olivencia -de su misma especialidad-, en el tratamiento al primer enfermo de ébola de España y Europa.

Y aguardan que, aunque sea sólo por el motivo egoísta de evitar pandemias o la llegada de enfermedades foráneas a los países desarrollados y no por mera conciencia social, las autoridades sean conscientes de que la importancia de atajar los problemas para no encontrárselos y que los países desarrollados impulsen la obtención lo más rápidamente posible de una vacuna.

Porque este virus, a pesar de su gran capacidad de invasión y la reacción inflamatoria "tremenda" que provoca -"al principio de la infección se lo monta bien, lo primero que va atacando son todas las defensas", cuenta Fernando de la Calle Prieto-, es menos complejo en su composición que otros virus más conocidos.

En la actual epidemia de ébola primero había un país afectado, luego dos, tres, ahora cuatro. Porque, en palabras de Arsuaga, "los mosquitos no tienen fronteras, ni las enfermedades".