Tiene 39 años, ha sido condenado por un delito de tráfico de drogas o por robo y está clasificado en segundo grado. Este es el perfil del recluso medio interno en las cárceles españolas, cuya población ha descendido en los últimos años en parte por la reducción del número de presos extranjeros.

Al finalizar 2013 la población reclusa en las cárceles del Estado y de Cataluña (única comunidad con competencias en esta materia) ascendía a 66.765 presos, un 2,67 por ciento menos que un año antes.

Un descenso que, según figura en el anuario del Ministerio del Interior, tiene que ver con la disminución del número de internos extranjeros en centros penitenciarios españoles, que ha bajado en 1.777 personas (un 7,8 por ciento).

Se trata del cuarto año consecutivo en el que baja este colectivo, que a finales del año pasado se situaba en 21.116, lo que significa que uno de cada tres reclusos en las cárceles del país es extranjero, la mayoría de ellos (más de una cuarta parte) de Marruecos (5.773), por delante de los procedentes de Rumanía (2.275), Colombia (2.257) y Ecuador (1.555), aunque hay hasta de más de una treintena de países.

Tras el "pico" alcanzado en 2009, cuando se superó la cifra de 70.000 reclusos en todos los centros dependientes de la Administración General del Estado y de Cataluña (la más alta desde 1990), la población interna en las cárceles ha ido bajando sucesivamente.

Nueve de cada diez presos son hombres (el 92,4 %) y el 84 por ciento está condenado a penas de prisión (2,2 puntos más que en 2012), mientras que en torno al 14 por ciento está en situación preventiva.

Entre los condenados, el 80,8 por ciento está clasificado en segundo grado (el régimen más habitual) y el 17 por ciento en tercer grado o régimen abierto.

La media de edad del recluso es de 39 años. Un tercio de ellos tiene entre 31 y 40 y otro tercio entre 41 y 60. Mientras, según el anuario, la población juvenil -menos de 21 años- es residual (un 0,9 por ciento) y el 9,8 por ciento tiene entre 21 y 25 años.

Residual es también el colectivo que ingresó en prisión condenado conforme al Código Penal anterior al de 1995 (apenas 393).

Como es habitual, los delitos contra la salud pública -tráfico de drogas- y los delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico -fundamentalmente robos- son por los que están condenados la mayoría de los presos, con un 37,6 (20.927 reclusos) y un 24,8 por ciento (13.808), respectivamente.

De todos modos, según los datos estadísticos de Interior, ambos delitos, por los que cumplen condena seis de cada diez presos, tienen cada vez menos peso en la población reclusa y desde 2004 han descendido en conjunto 16,8 puntos al pasar de representar ese año el 79,2 por ciento del total al 62,4 actual.

Por el Código Penal de 1995 cumplen condena por homicidio y asesinato 3.707 personas, de las cuales 255 son mujeres, mientras que por delitos contra la libertad sexual están internos 3.087 y por delitos y faltas de violencia de género 3.937.

Condenados por terrorismo permanecían en prisión a finales del año pasado 494 personas (61 de ellas mujeres), de los que 41 pertenecían a ETA, 42 a organizaciones de terrorismo islamista, 24 al Grapo, 7 al Ejército del Pueblo Gallego y 5 a otros bandas armadas.

Por comunidades autónomas, son los centros penitenciarios de Andalucía, con 15.190, la que más presos acogen, por delante de los de Cataluña, con 9.797, y Madrid, con 8.916.