El actual brote de ébola acabó con la vida de cinco investigadores que trabajaban en el análisis genético de la cepa del virus actual para un estudio que divulgó esta semana la revista "Science" y que no llegaron a ver publicado.

Desafiando a la virulencia y la rápida expansión de virus del Ébola que afecta a África Occidental, científicos, enfermeras y médicos han continuado trabajando para ayudar a paliar este brote sin precedentes que se extiende por Guinea Conakry, Liberia, Nigeria y Sierra Leona.

El precio ha sido muy alto también para los trabajadores sanitarios, ya que la falta de equipo suficiente o su uso inadecuado, la escasez de personal médico para la magnitud de la epidemia y la exposición prolongada a los pacientes han causado un fuerte impacto entre ellos, con 240 infectados y 120 muertos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que los casos de ébola censados han superado ya los 3.000, entre los cuales más de 1.500 personas han fallecido, pero calcula que en realidad existen entre dos y cuatro veces más contagios de los registrados.

La enfermedad se ha cobrado la vida de prominentes doctores en Sierra Leona y Liberia "privando a estos países no sólo de la atención médica con experiencia y dedicación, sino también de héroes nacionales", lamentaba esta semana la agencia sanitaria de las Naciones Unidas.

Entre esos héroes están cinco de los coautores del estudio en el que, junto a investigadores de la Universidad de Harvard, analizaron genéticamente 99 muestras del virus, lo que permitió detectar sus mutaciones.

El suero experimental, probado con éxito

El fármaco experimental contra el ébola ZMapp ha demostrado una efectividad del 100% en la recuperación de 18 primates infectados con el virus, según un estudio dirigido por la Agencia de Salud Pública de Canadá. Los investigadores, que han publicado sus resultados en "Nature", administraron tres dosis del suero, en intervalos de tres días, a ejemplares de "Macaco rhesus", con una fisiología similar a la humana. Todos ellos sobrevivieron, a pesar de que algunos comenzaron el tratamiento en una fase avanzada de la enfermedad, hasta cinco días después de la infección. Por el contrario, los tres ejemplares que no recibieron el fármaco murieron al octavo día.