Juan Domínguez Herrera protagonizó el pasado 26 de agosto un ejemplo de valentía, implicación y profesonalidad, al rescatar a seis personas que luchaban contra el oleaje y empezaban a perder sus fuerzas en la costa de Tabaiba, en El Rosario. Domínguez y un amigo lograron llevar a tierra a nueve personas en total. Y todos ellos eran buceadores y alumnos de una escuela de buceo. Fue valiente, pero no temerario. Actuó con serenidad y supo aplicar los conocimientos de buceador profesional y rescatador en superficie que ha adquirido como soldado de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Los Rodeos.

Domínguez Herrera y su amigo querían disfrutar el martes 26 de febrero de una tarde de buceo y decidieron tirarse por la costa de Tabaiba.

Llegaron a dicho enclave a las 15:00 horas, pero, al ver el estado del mar, desistieron de bucear y decidieron tomarse un café. Y es que, además de la bandera roja, había alerta amarilla por fenómenos costeros (fuerte oleaje).

A los pocos minutos oyeron un griterío y un murmullo en la zona del "puente" de la piscina natural. Al aproximarse a ver qué es lo que ocurría, vieron que el fuerte oleaje "jugaba" con nueve buceadores a los que les resultaba imposible llegar a tierra.

De hecho, todos eran conscientes de que podían ser arrastrados contra las rocas o contra el dique del pequeño muelle existente en el lugar.

Domínguez y su amigo se miraron y decidieron lanzarse a rescatar a los afectados, tras valorar la situación en pocos segundos. El soldado de la UME explica que, mientras se ponían las aletas y los trajes de neopreno a toda velocidad, le explicaba a su amigo cómo debían actuar. En primer lugar, gritaron a los buceadores para que se alejaran algo de la costa y no lucharan contra la fuerza del mar, lo que podía traer graves consecuencias.

Domínguez advirtió a su amigo de que, tras salvar los 25 metros que había entre la costa y donde estaban los afectados, debían dirigirse a las dos personas que estuvieran más agotadas "para que no hundieran a las demás".

Y así lo hicieron. Domínguez calcula que pudo acercar a tierra a unas seis personas y, a dos de ellas, incluso, las sacó del agua por la zona de las escaleras situadas en la entrada a la piscina natural.

El soldado de la UME reconoce que no cronometró el tiempo que invirtieron en la "operación", pero pudieron ser unos 15 o 20 minutos, como máximo.

Domínguez Herrera señala que es la primera vez que se enfrenta a un rescate de esta magnitud y, desde luego, explica que su capacidad de respuesta ante este hecho se lo debe a la formación que ha recibido desde que entró en la Unidad Militar de Emergencias, en 2008, como buceador profesional, para lo que se formó en un instituto de Málaga, y como rescatador en superficie.

Domínguez bucea desde hace 12 años, pero dicha actividad ha tomado otro cariz desde que forma parte de la Unidad de Intervención en Emergencias Naturales (UIEN) de Los Rodeos.

Su capitán, José Mirabal, también recuerda que, como integrante de la citada unidad también tiene conocimientos en asistencia sanitaria básica. La acción humanitaria le valió una felicitación en la orden diaria por parte del general Muro Menayas (máximo responsable de la UME), así como por todos sus jefes en Tenerife y sus compañeros. Y el Ayuntamiento de El Rosario lo felicitó con una carta donde alaba su labor solidaria.