Es un momento en el que el dinero escasea. No obstante, se imparten talleres o seminarios de dos días por 250 euros, cursos online de 1.500 euros, pos- grados de 5.000 euros, etc. Con ellos se va buena parte del tiempo dis- ponible y del dinero que tanto ha costado reunir. Incluso se recurre a expertos que parecen acreditados y que leen (con mucha motivación, eso sí) presentaciones en PowerPoint “la mar de bonitas” pero que son inútiles para mejorar la preparación.

Cuando se acude a la formación lo que se busca es aprender, conocimientos, habilidades, pero en no pocas ocasiones se acude finalmente a un sinfín de cursos “enbuscade” la certificación, el relleno para engordar el currículum. Tristemente es la única forma de marcar la diferencia con otros candidatos a veces.

Hay que tener cuidado con la “formación basura” o “los vende humo”. La cara de tonto que se queda cuando el dinero que tanto ha costado ahorrar se ha trans- formado en un fichero pdf con la información de un curso en el que no se ha adquirido ninguna habilidad útil y al pasar 10 días no se nota la diferencia tras la activa- ción que genera realizar el curso. Esta gente juega con las noveda- des. Cobran por las modas que pro- mente ser el trabajo del futuro y se aprovechan de los que ya no saben cuál es el siguiente paso que se tiene que dar para conseguir un empleo. Quizás por falta de planificación.

La solución a este problema es sencilla: ser autodidacta. No es una tarea fácil y requiere tanta dedi- cación como la enseñanza con- vencional, aunque tiene una gran diferencia inicial. Cuando se opta por la autoformación es necesario dedicar un poco más de tiempo a encontrar aquella que finalmente va a permitir adquirir nuevas competencias profesionales.

En pocos años el mundo de la información ha experimentado una revolución histórica. Dedicando un poco de tiempo frente al ordenador se pueden encontrar tema- rios de oposiciones, vídeos de mecánica, audios sobre historia, cursos gratuitos de inglés, ver conferencias en Youtube ahorrando la entrada e incluso el viaje, preguntar o debatir con expertos y mucho más. Todo de forma totalmente gratuita.

Al final lo que cuenta para muchas empresas es el resul- tado, es decir, que “se sabe hacer” lo que ellos quieren que se haga. Es decir, mientras se habla de forma fluida inglés, poco importa si se posee un título o años de residencia en Londres. Estas oportunidades y realidad en el ámbito laboral hacen que tengamos que pensarlo dos veces si finalmente la apuesta es por la formación. Hay que ser exigentes y pedir referencias, calidad, validez y resultados. Si compensa, ¡adelante!