El subinspector jefe Joaquín Plasencia, natural de Santa Cruz de Tenerife, es, desde hace cinco años, el único formador policial de la ONU de todo el país. Forma parte de un grupo selecto de agentes, 25 en total, procedentes de diferentes naciones cuyo trabajo fundamental consiste en preparar a funcionarios de países en vías de desarrollo tanto desde el punto de vista legislativo como en cuestiones operativas.

Plasencia actualmente realiza el curso para ascender a inspector del Cuerpo Nacional de Policía y, recientemente, fue distinguido con la Cruz Roja al Mérito Policial que otorga el Ministerio del Interior.

Este funcionario del Cuerpo Nacional de Policía explica que el proyecto de formación policial impulsado por la ONU comenzó en el año 2009. Recuerda que lo llamaron por si quería participar en la experiencia y acudió a un proceso de selección en Rusia, concretamente en Domododevo, a las afueras de Moscú, en el que tomaron parte 50 policías de diferentes naciones. Al final, fueron seleccionados 25 formadores internacionales y, entre ellos, el único español elegido, tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil, es Joaquín Plasencia.

El subinspector jefe indica que "se nos formó en todas las áreas, como orden público, seguridad ciudadana, tiro, actividades operativas y legislación".

El idioma en que recibió clases e imparte conocimientos Plasencia es el inglés. Es decir, forma parte de las unidades anglófonas, porque también existen las francófonas.

Este mando señala que los motivos que le llevaron a embarcarse en la aventura de dicho programa de las Naciones Unidas fueron las ganas de "superación personal y profesional". Y añade que responder ante la solicitud que le planteó la Dirección General de la Policía.

Su preselección se efectuó en base a su currículum y las necesidades de la ONU en este campo.

En estos cinco años, Plasencia ha tomado parte en cuatro misiones, concretamente en la República del Congo, la India y Bostwana. Además, ha ejercido como asesor de formación policial para los gobiernos de Jordania, India, Bangladesh y Senegal.

Naciones Unidas atiende las demandas de determinados estados que pretenden que sus agentes o futuros policías cuenten con una formación operativa, pero, fundamentalmente, en lo relacionado con el respeto a los Derechos Humanos y la legislación internacional.

Joaquín Plasencia señala que "vamos a ayudar a implantar un sistema democrático y crear los principios internacionales de lo que debe ser un policía es la base".

Cada una de estas misiones requiere dedicar, como mínimo, un periodo de dos meses de formación. En ese tiempo se forman a 150 agentes o futuros funcionarios policiales. Entre ellos figuran, con frecuencia, exsoldados o mandos con formación militar o reclutas, que parten desde cero. Plasencia explica que "se consigue mucho más de aquellos que carecen de conocimientos y los puedes formar desde la base".

En ocasiones, por las clases del agente tinerfeño pasan soldados que acaban de participar en conflictos armados.

Asegura que lo más difícil de tomar parte de estas misiones es "compaginar la lejanía del lugar de trabajo con la familia". Pero matiza que eso se compensa con "el trabajo bien hecho y el agradecimiento de los ciudadanos de esos países y de la ONU".

En el Congo colaboró en la construcción de un hospital y viviendas para la población local.

Plasencia manifiesta que "lo más duro ha sido conocer la fase posterior a un conflicto armado, concretamente en el Congo, donde existe hambre, miseria, los efectos negativos de la guerra".

Explica que esa circunstancia "provoca que te vuelques más en el trabajo, porque los ciudadanos demandan seguridad".