La detección temprana de la esquizofrenia es fundamental para conseguir modificar el pronóstico de los pacientes, quienes en muchos casos son reacios a continuar el tratamiento médico, lo que les provoca que tengan cinco veces más posibilidades de tener un nuevo episodio de la enfermedad.

Así lo han puesto de manifiesto varios expertos en un acto en el que han destacado la importancia de "redefinir" esta patología crónica -que afecta a cerca de 400.000 personas en España- con el objetivo de disminuir el estigma de los enfermos.

Los expertos han incidido en la dificultad de diagnosticar la enfermedad y de tratarla debido a la variabilidad de los síntomas, la evolución y el pronóstico, que, además, afecta al bienestar físico y mental del paciente.

La esquizofrenia se caracteriza por alterar el pensamiento, las emociones y el comportamiento de las personas que lo padecen, lo que supone que éstas no pueden pensar con claridad, ni manejar sus emociones, tampoco tomar decisiones ni relacionarse de una forma normal con los demás.

La profesora de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo Paz García-Portilla ha destacado que el primer episodio de esquizofrenia -empeoramiento de los síntomas psicopatológicos- suele ocurrir entre los 20 y 25 años, en concreto, aproximadamente a los 21 años en los hombres y a los 27 en mujeres.

No obstante, no hay un síntoma específico, ni un momento concreto por los que se pueda diagnosticar en primera instancia la enfermedad, de ahí su dificultad de detección, de hecho, el 50 por ciento de los pacientes no tiene los tratamientos adecuados.

García-Portilla ha explicado que los episodios esquizofrénicos son "neurotóxicos", es decir, en cada uno de ellos el cerebro sufre un daño: "En el primero de ellos la recuperación es fácil pero a medida que se van sucediendo más, empeora", ha afirmado.

Por ello, ha resaltado que los primeros años desde el diagnóstico son determinantes para poder intervenir y modificar el pronóstico de la enfermedad, en particular, ha dicho, entre los cinco y siete primeros "son en los que se debe echar el resto", lo que permitirá una mejoría en el 70 por ciento de los pacientes.

El porcentaje de recaídas después de un primer episodio es de un 16 por ciento al año, y del 80 por ciento a los cinco años.

Además de la importancia del diagnóstico precoz, es necesario, según los expertos, evitar que los pacientes abandonen el tratamiento porque les lleva a tener más recaídas.

Según García-Portilla, los esquizofrénicos que abandonan el tratamiento tienen cinco veces más posibilidades de recaer y tener otro episodio que empeore su estado de salud.

El jefe de Psiquiatría del Hospital Rodríguez Lafora (Madrid), Fernando Cañas, ha abundado en que cuando estos enfermos recaen disminuye su capacidad funcional y cada vez es más difícil su recuperación; "es como bajar cinco escalones y luego solo poder subir tres", ha indicado.

De esta forma, tienen peor calidad de vida y conllevan también el "aumento de la carga" para el entorno familiar y para el sistema sanitario.

Para hacer un mejor abordaje de la enfermedad, Cañas también ha abogado por personal sanitario "muy cualificado".

Por su parte, la directora de la Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de personas con Esquizofrenia (AMAFE), Ana Cabrera, ha dicho que los fármacos por sí solos no garantizan el éxito y ha insistido en la necesidad de enseñar a las familias de los pacientes.

"Hay que facilitarles el conocimiento de la enfermedad, a veces nos centramos en el tratamiento y nos olvidamos de las familias que es un factor protector", ha considerado Cabrera, quien ha pedido apoyo político y social para los familiares de los enfermos.