Con la llegada ayer de los bombos de la Lotería de Navidad al Teatro Real empieza una cuenta atrás que culminará el próximo lunes con la celebración de este tradicional sorteo, que da el pistoletazo de salida a las fiestas.

Aunque aun no se disponen de datos concluyentes, la "sensación" que se tiene es que este año las ventas han aumentado respecto al sorteo anterior, señala Eduardo Ovies, subdirector de recursos materiales de Loterías y Apuestas del Estado.

Pasadas las 9:00 horas, los dos bombos (el de premios y el de números), las bolas, las torvas y las liras llegaron a la plaza de Isabel II en tres camiones.

Un montacargas elevó el primer vehículo hasta una zona ubicada junto al escenario, en la que varios operarios descargaron el bombo de menor tamaño, que contendrá las 1.807 bolas de premios, y seguidamente el más grande, en el que se depositarán los 100.000 números.

Los bombos de latón rojo (hechos de una aleación de cobre, estaño y plomo) permanecerán custodiados 16 metros por debajo del escenario hasta el día del sorteo por dos vigilantes armados, además de por el sistema de seguridad propio del teatro Real.

Pero ayer no solo llegó al teatro Real el equipo "titular" de bombos y bolas, sino también "un reserva" por si fallara el primero. Todas las medidas de seguridad son pocas cuando están en juego 2.240 millones de euros que se reparten este año, el 70% de lo recaudado, 3.200 millones.

El bombo de números pesa en torno a 800 kilos cuando está cargado, mientras que el de premios pesa unos 250. Las bolas, hechas de madera de boj, pesan tres gramos cada una y miden 18 milímetros. Y siempre son las mismas, aunque cada año es necesario cambiar alguna que se ha estropeado por el rozamiento. En esta ocasión ha habido que reponer 57.