Al comienzo de cada curso escolar, los alumnos del colegio Mott Hall Bridges de Nueva York se dan las manos en el puente de Brooklyn para simbolizar que, unidos y mediante la educación, pueden salir de la pobreza de la que provienen. Mott Hall Bridges es muy diferente a los demás colegios públicos de la comunidad, y sus excelentes resultados académicos así lo demuestran. Nueve de cada diez graduados van al instituto, un índice muy alto para barrios tan pobres.

Cada día asisten al centro 191 niños de entre 9 y 14 años vestidos de morado, el color de la realeza. "El morado les recuerda que ellos también pueden ser reyes y reinas de sus vidas si estudian", explicó a Efe la directora del colegio, Nadia L. López, que también luce estos colores para ir a trabajar. De padre hondureño y madre guatemalteca, López creció cerca de Brownsville y con unas circunstancias muy parecidas a las de sus estudiantes, y así se lo suele recordar a sus alumnos. "Si quieres excelencia, tienes que ser un ejemplo", apunta la maestra, que cada día baja a comer con ellos. Muchos de los niños no pueden desayunar en sus casas y el almuerzo del colegio es lo que les quita el hambre. Desde el inicio de este curso, las escuelas públicas de Nueva York proporcionan alimentos saludables a todos los alumnos para que desaparezca el estigma de pobreza que acompañaba esta comida.

"Antes se peleaban mucho después del almuerzo porque todavía tenían hambre, pero ahora ya está solucionado", agrega.

Sus padres no tenían muchos recursos, recuerda, pero le inculcaron desde pequeña que lo mejor que podían hacer por ella era brindarle una buena educación "para luchar". Y cuando López, de 37 años, tuvo a su hija en 2001, decidió que debía hacer algo para ayudar a otros niños. "Para mí era importante abrir una escuela donde los niños se sintieran valorados, que les respetaran. Una escuela de amor, especialmente aquí en Brownsville, para chicos que no tienen dinero ni adónde ir después de clase", aseveró.

Por este motivo, aunque las clases acaban a las tres de la tarde, Mott Hall Bridges abre sus puertas para los estudiantes hasta pasadas las seis de la tarde, e incluso los sábados.