Oficialmente el primer premio del Sorteo Extraordinario de Navidad no cayó en Tenerife. Ninguna administración ni punto de venta tuvo la fortuna de despachar ni un décimo del 13437. Sin embargo, una familia realejera celebraba ayer en el Bar Central que les había tocado el Gordo de Navidad: tres décimos, 1,2 millones de euros a repartir entre abuelos, hijos y nietos. El premio más deseado llegó en avión al municipio norteño de Los Realejos, lo trajo directamente Fran González, un joven que trabaja en Madrid y que se vino con la suerte en la maleta. Fran González llegó el domingo de la capital de España y repartió los tres décimos que trajo a dos de sus tías y el que se quedó para compartir con sus abuelos. Ayer por la mañana estaba tomando un café en el Bar Central, en la avenida de Los Remedios, con el soniquete de los "mil euros" de fondo. Cuando salió el Gordo, su abuelo Domingo Méndez dijo: "¡Ese es el nuestro!". Lo tenía memorizado, pero nadie se lo pudo creer hasta que su tía Tere buscó el décimo en el bolso. Cuando lo sacó, allí estaba, efectivamente, el 13437 y se desató la locura familiar. Poco a poco fueron localizando al resto de los miembros de la familia de "Los Sombritas", que corrieron a reunirse en el bar donde se empezó tomando café y se terminó descorchando sidra. Hubo risas, abrazos y más de una lágrima. El dinero suele alegrar, pero más aún cuando de verdad se necesita. Víctor González estaba cogiendo papas y recibió una llamada: "¡Nos tocó el Gordo!". Salió corriendo de la finca y dejó las papas en los surcos. Con su camiseta de la Transvulcania, era ayer uno de los más eufóricos: "Esto es una pasada, una ayuda enorme porque en la familia hay muchos que están en el paro y esto nos viene genial". A Domingo Méndez le llamaban "El Sombrita", pero no porque boxeara, sino porque "jugaba al fútbol y tenía una pelea en cada campo". Ayer Sombrita solo sonreía. Su familia, la de "Los Sombritas", vive cerca del campo de fútbol, en la calle del Agua, y él no cree que después de esto les vayan a cambiar el mote por el de "los millonarios". "No es para tanto", aseguraba entre risas. Domingo Méndez es el abuelo del importador de suerte y no podía disimular la alegría contenida: "¿No voy a estar contento? Si la familia se acaba de ganar 150 millones de pesetas". De los 1,2 millones de euros del premio, Hacienda se llevará un 20%, lo que supone 240.000 euros en este caso. A esta familia realejera le quedarán 960.000 euros limpios, o sea, casi 160 millones de las antiguas pesetas. La felicidad de este abuelo es poder "seguir ayudando" a su familia y haber logrado un premio en la lotería cuando no debe "nada a nadie". Reconoce que a nadie de su familia "no le ha faltado nunca un plato de comida, pero ha sido gracias a que he podido ayudarles un poco, porque la situación era difícil y no hay trabajo". El Gordo ha quitado de golpe un buen número de preocupaciones a esta familia realejera. Fran González también tenía ayer una sonrisa permanente en la cara. Estaba tranquilo, pero inmensamente feliz. Volvió el domingo a casa para pasar la Navidad con su familia. Dos de sus tías le pidieron que les comprara un décimo y él se llevó otro más para jugarlo con los abuelos. Enfrente de su trabajo, en una pequeña administración de loterías de Chamberí (Madrid), compró tres décimos del 13437. Un compañero de trabajo que fue con él se llevó otro. Los cogió al azar y los metió en la maleta. No podía imaginarse la que iba a liar el lunes 22 de diciembre de 2014 en el Bar Central de Los Realejos. Con la fiesta desatada, Fran González reconocía a EL DÍA que se alegraba mucho más por su familia que por él. Él tiene un trabajo estable en Madrid y es consciente de que en su familia, como en tantas otras, el paro ha creado muchos problemas. El Gordo ayudará a sobrevivir mejor a esta familia de Los Realejos que ayer no pensaba en lujos, sino en pequeñas cosas. La tía Tere, que se volvió loca cuando supo que El Gordo les había tocado, pensó luego que con su parte se iba a operar de la vista, un viejo sueño aparcado por falta de fondos. La abuela Carmen, sentada con su bolso en una silla por fuera del bar, pensó que ya ha llegado la hora de cambiar el reloj que vino de Venezuela hace 30 años. Víctor, agricultor y deportista, se fumó hasta un cigarro y se olvidó de las papas que estaba recogiendo segundos antes de sacarse el Gordo. Fran volvió a casa por Navidad y no trajo turrón, sino un montón de millones para sus familiares. La Administración de Loterías Número 1 de San Bartolomé, en Lanzarote, también vendió una serie del número 13437 y repartió cuatro millones de euros. La propietaria de esta administración de loterías, situada en el centro comercial Deiland-Chimida, destacó ayer que había podido vender la totalidad de la única serie que les llegó. Al final el Gordo dejó 5,2 millones de euros en Canarias.