La búsqueda activa de empleo requiere ilusión. Sin su empuje, sin ese aliento que nunca debe de permitirnos desfallecer... La vida sin ella será monotonía y rutina. Es esa ilusión la que nos aferra a esperar algo mejor. Nacimos para luchar y mejorar. No concebimos el día a día sin un propósito, sin un plan de futuro, sin un sueño que hacer realidad y mientras lo conseguimos, llenamos las horas de intentos, muchos de ellos fallidos, que nos recuerdan la tolerancia a la frustración y la capacidad de superación alcanzada. Nacimos para combatir los designios de un destino que no contó con nosotros para planificar y decidir cuál sería la meta. Queremos ser la última palabra, modificar el destino que esté por venir a base de esfuerzos, sacrificios, pasitos, en ocasiones zancadas, y muchas dosis de ella, de nuestro bote salvavidas, la ilusión.

La ilusión es el despertador interno que no se conforma con levantarnos cada mañana y nos infunde minuto a minuto la creencia de que hoy será un día diferente. Que los sueños pueden hacerse realidad con determinación.

A veces parece un torbellino que nos arrastra a todos pero realmente es más bien una fuerza interna que cada persona lleva en su interior, individual. A veces se manifiesta en ímpetu, otras en impulso, a veces un arrebato. Cuando se lleva consigo se siente en el ambiente, al pasear por las calles, en las carcajadas de niños y en las sonrisas cómplices de adultos.

Al votar en las urnas, al dar a luz, al recibir un regalo, al esperar a quién la distancia separó, incluso en acciones concretas y muy propias de fechas navideñas como al redactar la carta a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, al invertir en Loterías y Apuestas del Estado, al partir el roscón del 6 de enero, en todos esos momentos llevamos la ilusión se vuelve realidad y hace que ese momento se convierta en especial.

La ilusión es la que hace sentir que hoy sonará el teléfono, la que disfraza cualquier desazón, sinsabor y congoja. Transforma el imposible en un "¡Yo puedo!" que nos empuja a la acción, y convierte los sueños en dinamismo, actividad, energía, ganas consigue que pongamos el mundo por montera y entendamos que los "no" recibidos no sientan cátedra, nunca podrán limitar nuestras posibilidades, porque nosotros somos los únicos que sabemos hasta dónde podemos luchar.

¡Feliz Día de la ilusión!