El alquiler de palacios y casas señoriales es un negocio que aumenta en España debido al difícil reto de compaginar un mantenimiento sostenible de las propiedades, habitualmente muy costoso, y la voluntad de sus dueños de rentabilizar su patrimonio.

Así lo constata el director de la empresa de gestión patrimonial Lançois Doval, Robert Menetray, quien afirma que España cuenta con el mayor registro de propiedades singulares en toda Europa, al tener más de 16.000 inmuebles inscritos en el registro de bienes de interés cultural. Debido a la crisis económica, la demanda de alquileres de casas señoriales ha aumentado en los últimos años ya que, según Menetray, "los propietarios ven en el alquiler puntual una forma de rentabilizar su patrimonio" y eso, añade, "siempre va bien al propietario".

Estos palacios y casas señoriales se alquilan puntualmente para rodajes, celebraciones, o eventos de empresa que buscan en estos espacios "exclusividad, elementos singulares y únicos".

Menetray explicó que los requisitos más demandados para eventos de esta índole son la amplitud de jardines, los espacios peculiares y localizaciones en lugares emblemáticos del país.

El mundo hollywoodiense siempre ha tenido cierta propensión por los parajes ibéricos, por ejemplo el Castillo de Molina de Aragón en Guadalajara ha sido escenario de conocidos rodajes, como es el caso del filme de Jean-Jacques Annaud "El nombre de la rosa".

Un claro ejemplo de casa singular en Barcelona es la Torre Bellesguard que, reconstruida por Gaudí, da nombre a la calle en la que está ubicada y es, según Tripadvisor, "una de las obras mejor valoradas" del arquitecto catalán.

La gerente de la torre Bellesguard, Anna Mollet, nieta de la propietaria, Amelia Roche, explicó detalles de la centenaria torre, de su historia y cómo la familia se hace cargo de este patrimonio. La Torre Bellesguard es un paraje peculiar por diversos motivos, según Mollet. "Ser una obra de Gaudí con historia, una de las más desconocidas y una finca más que centenaria" la hacen muy adecuada para grandes eventos. En 2013 la familia decidió abrir la casa al público y, hace seis meses, recordó Mollet, inició el negocio del alquiler puntual para "poder afrontar el mantenimiento de un patrimonio cultural y tener, a su vez, un retorno por el consumo de la casa".