Sara Cortés tiene cinco años, pero su relación con el mundo es la misma que la de un bebé de seis meses; sonríe cuando ve a sus hermanos y llora cuando se siente desatendida, pero a día de hoy su madre sigue sin saber el nombre de la enfermedad que ha dejado a su hija en una silla de ruedas.

"Los médicos nos han dicho que es una mutación de una enfermedad similar al Charcot Marie Tooth, pero, a pesar de las pruebas, aún no conocemos exactamente cuál es el diagnóstico", explica Olga Moreno, madre de Sara, con motivo del Día Mundial de las Enfermedades Raras que se celebra el próximo 28 de febrero.

El Charcot Marie Tooth es una enfermedad neurológica rara que pertenece al grupo de las llamadas neuropatías hereditarias sensitivo motoras. Se trata de una forma de atrofia muscular progresiva que provoca la disminución de volumen y peso de un órgano.

Esta patología provoca ausencia de las reacciones reflejas y pies cavos -deformidad del pie caracterizada por la presencia de un arco exageradamente alto y acortamiento del tendón de Aquiles-.

"Este tipo de neuropatías degenerativas afectan sólo a la movilidad y no a la capacidad de ver, de entender el mundo... y sin embargo Sara, pocas horas después de nacer sufrió una grave lesión cerebral que la dejó prácticamente en estado vegetativo, sin ver, oír ni comer", explica su madre.

Tras múltiples terapias de estimulación, los padres de Sara consiguieron que la niña fuera capaz de escuchar y ver a distancias cortas, y que se relacionara con el mundo, aunque su comportamiento es el de un bebé de pocos meses.

En la actualidad, Sara y su madre, que viven en Barcelona, acuden tres veces al año a terapia en Madrid, gracias a la cual han conseguido que la pequeña pueda sentarse y aguantar el peso de su cabeza.

La enfermedad que padece Sara -indica Olga- afecta especialmente a los pies. "La Seguridad Social nos ofrece reestructurar el pie completamente; cortar tendón, cortar huesos, poner el pie en su sitio, haciendo rajas e incisiones, pero nosotros nos hemos negado porque los antibióticos le hacen reacción".

Olga teme cómo soportará su hija una larga operación que requiere anestesia y un postoperatorio con antibióticos, corticoides y antiinflamatorios.

"En la página web de Sara un padre nos habló de una técnica rusa, la fibrotomía, que consiste en hacer unas pequeñas incisiones en zonas fibrosas de los músculos que los mantienen permanentemente contraídos", relata.

Su intención era operar a la pequeña en junio "pero se le está moviendo el hueso y ellos el hueso no lo pueden tocar, así que nos arriesgamos a esperar cinco meses y que no quede más remedio que operar por la Seguridad Social con los riesgos que para nosotros implica en el estado de Sara".

"El problema -apunta- es que la podemos operar a finales de febrero pero tenemos que juntar 4.000 euros", explica.

La familia de Sara intenta recaudar esta cantidad antes del 20 de febrero. "Hemos hecho de todo... coger tapones, hacer eventos, hemos ido a la tele, no hemos parado. Y ahí vamos, arruinándonos poco a poco, pero lo único que nos queda es batallar para darle calidad de vida", afirma Olga.