Un estudio relaciona el hígado graso -la enfermedad del hígado más frecuente y que afecta a entre un 20 y un 30 por ciento de la población- con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares relacionadas con el síndrome metabólico.

Así lo pone de manifiesto un estudio publicado en la Revista Española de Enfermedades Digestivas (REED), de la Sociedad Española de Patología Digestiva (Sepd), que ha analizado la asociación entre enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica, conocida como hígado graso, con la aparición de arterosclerosis y enfermedades cardiovasculares relacionadas con el síndrome metabólico.

Según ha explicado la Sepd en un comunicado, la enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica empieza con la aparición de grasa en el hígado debida a una alteración metabólica -obesidad, diabetes, colesterol- lo que se denomina hígado brillante.

Esta patología es la enfermedad del hígado más frecuente, por encima de la producida por el alcohol y de la hepatitis C, afecta a entre un 20 y 30 por ciento de la población y se calcula que un 10 por ciento de los pacientes desarrollará la manifestación más grave de esta enfermedad.

Según los expertos, su prevalencia irá en aumento a la vez que crecen enfermedades como la obesidad y la diabetes a las que se asocia con mucha frecuencia.

El doctor Manuel Romero, especialista en Aparato Digestivo y experto de la Sepd, ha explicado que un 10 por ciento de los pacientes muestran además de hígado graso, una inflamación y en estos casos la enfermedad puede derivar en cirrosis, cáncer hepático, y aumentar el riesgo de enfermedad coronaria y vascular y de padecer otros tumores como cáncer de mama o cáncer de colon".

Romero ha señalado que dado que un 90 por ciento de los pacientes con hígado graso tiene alguno de los síntomas del síndrome metabólico como obesidad abdominal, hipertensión, colesterol o diabetes "podemos afirmar que esta patología multiplica los riesgos de enfermedad vascular".

"Debemos estar especialmente atentos a estos pacientes. Un correcto manejo y control tanto de la enfermedad hepática, como del síndrome metabólico mejorará su historia clínica tanto en lo relativo al hígado como a las enfermedades cardiovasculares", ha advertido.

La enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica es el resultado de los efectos dañinos sobre el hígado de diversos trastornos relacionados con el síndrome metabólico, principalmente la diabetes, la obesidad y el aumento de colesterol o triglicéridos.

Los signos de alerta para detectar la enfermedad hepática son presentar hígado graso en la ecografía, tener las transaminasas altas en los análisis de sangre o sufrir un trastorno metabólico como obesidad, diabetes o aumento de colesterol o triglicéridos.