Ayer comenzó en la Audiencia Provincial el juicio a seis narcotraficantes letones, lituanos y rusos que fueron detenidos a raíz de que la Guardia Civil auxiliara un velero en el que había 21 kilos de cocaína en enero de 2013, a los que hay que añadir los 18 kilos encontrados en un chalé de Maspalomas y otros 5 en una nevera portátil.

La investigación del caso fue desarrollada por agentes del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO), que atraparon a cuatro varones y dos mujeres.

El comienzo de la vista oral presidido por un tribunal profesional de la Sección V estuvo protagonizado por las abogadas defensoras de los acusados, que solicitaron la nulidad de las pruebas derivadas del registro de la mencionada embarcación, así como de todo el procedimiento. Una de las letradas explicó que en el registro del barco se vulneraron los derechos de varios de los acusados, en la medida en que no existía una autorización judicial para llevarlo a cabo. Las letradas de los procesados manifestaron que los agentes no se identificaron, iban de paisano y se entrevistaron de forma coloquial con varios de los implicados. Respecto al argumento de los investigadores de que el capitán del barco otorgó su autorización verbal a los miembros del ECO, las abogadas de la defensa rechazan tal posibilidad, en la medida en que los presuntos narcotraficantes no hablaban español en ese momento, ni los agentes dominaban el idioma de los acusados.

Además, alegaron que se hizo un registro completo del velero, hasta con la utilización de un perro del servicio cinológico. Una de las letradas, la última en intervenir, explicó que se habla de un interrogatorio al capitán y que este incurrió en contradicciones, pero aclaró que este se hizo sin la presencia de un abogado de dicho acusado y desconocían cómo sabían que el capitán pudo contradecirse sin dominar el idioma de este. Además, dicha abogada alegó que hubo falta de suficiente control judicial del proceso. La fiscal defendió en una larga intervención la validez de la labor desarrollada por el ECO, en la medida en que hay otros muchos indicios o pruebas, diferentes al registro, que demuestran la existencia de este grupo organizado. La intervención se produjo a raíz del auxilio prestado por la Guardia Civil a un velero que sufrió una avería tras partir días antes de Cabo Verde. La situación levantó sospechas, sobre todo porque al capitán de la embarcación le constaban antecedentes por tráfico de drogas.

las claves

La investigación fue desarrollada por agentes destinados en el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil.

En un velero que se averió aparecieron 21 kilos de cocaína y el resto, hasta 45, bajo el jacuzzi de un chalé de Maspalomas y en el interior de una nevera portátil en Gran Canaria.