En el atardecer de cada Domingo de Ramos se revive en Garachico, año tras año durante más de cuatrocientos, el traslado del Cristo de la Misericordia.

Una tradición que el garachiquense ha mantenido inalterable y que reúne en su entorno a un buen número de fieles que cada año se dan cita en la Villa y Puerto.

Como explica Carlos Acosta en sus "Apuntes generales sobre la historia de Garachico", que una imagen sea trasladada desde un templo parroquial hasta un domicilio particular, que permanezca en este cinco días y que luego retorne en solemne manifestación religiosa para formar parte de la Procesión Magna es destacable.

Se traslada una de las más veneradas imágenes de la iconografía del norte de la isla, el Cristo de la Misericordia, desde la iglesia Matriz de Santa Ana hasta el domicilio particular de la familia Ponte.

Permanece la imagen hasta el Viernes Santo en el oratorio particular de la mencionada residencia.

La imagen, que al parecer fue elaborada por los indios tarascos en pasta de millo, será nuevamente trasladada, con la solemnidad que merece, en la tarde del Viernes Santo hasta la parroquia Matriz de Santa Ana, para participar, saliendo nuevamente, en la procesión Magna junto a los 23 pasos restantes.

Desde 1617 viene siendo así. En ese año la familia Ponte, propietaria de la misma, donó la imagen al pueblo para su veneración, en la parroquia Matriz de Santa Ana, con la condición de que desde el atardecer del Domingo de Ramos hasta la media tarde del Viernes Santo la imagen permaneciera en dicho oratorio. Y así ha sido.

La imagen es cuidadosamente preparada para su traslado, envuelta en algodones y protegida por delicadas telas a modo de sudario.

Esos algodones son repartidos entre la feligresía al finalizar Semana Santa.