"Cuando vi el positivo en difteria, lo primero que se me pasó por la cabeza fue: ya la tenemos aquí", explica la científica del Centro Nacional de Microbiología Silvia Herrera, que confirmó en su laboratorio el primer caso de esta enfermedad que se ha dado en España en 28 años.

Desde 2007, este centro dependiente del Instituto de Salud Carlos III de Madrid se prepara para diagnosticar un supuesto caso de difteria, una enfermedad de la que no se había registrado ningún caso desde hacía décadas y que el pasado 30 de mayo dio la cara ante la microbióloga Silvia Herrera.

Todo empezó hace ocho años, cuando el entonces subdirector del Centro Nacional de Microbiología, Carlos Domingo, pensó que debían tener el diagnóstico preparado de difteria, porque la enfermedad no estaba erradicada.

"Nos integramos en la red europea "Difteria Net" (Difnet) y empezamos a formarnos para aprender a hacer el diagnóstico y la tipificación" de las muestras, indica la científica titular del Centro Nacional de Microbiología.

Periódicamente los profesionales del centro reciben paneles de control de calidad externos, que son ocho muestras faríngeas falseadas en las que puede haber o no difteria y de las que deben hacer el diagnóstico.

Herrera señala que la idea de esta red es estar entrenado para una bacteria que no se ve, y que al menos un laboratorio de referencia en cada país esté preparado para responder ante una alerta.

La trágica oportunidad para comprobar la eficacia de este entrenamiento llegó ocho años después, el pasado 29 de mayo, cuando desde Cataluña enviaron las muestras de un niño, vecino de Olot (Girona). "Me dijeron que había una sospecha y que querían descartarla, porque no pensaban que fuera difteria", recuerda.

Sin embargo, "hicimos las pruebas y salió positivo y fue una gran sorpresa. Cuando lo vi, lo primero que pensé fue: madre mía, ya la tenemos aquí".

No obstante, Herrera está convencida de que España está protegida ante esta bacteria gracias al nivel de cobertura vacunal. "Estos casos suelen ser esporádicos", asegura.

En este sentido, destaca la importancia de la inmunización y afirma que el no haber visto casos de difteria desde hace 30 años es gracias a la vacuna, una de las más antiguas que existen y, por eso, una de las más seguras.

"La vacuna es segura, eficaz y el hecho de que la difteria esté en proceso de erradicación es gracias a ella", subraya.

En la actualidad, el Centro Nacional de Microbiología está comparando las muestras de las nueve personas que son portadoras asintomáticas de la bacteria para comprobar si las cepas son iguales que las del niño ingresado y tienen un origen común e iniciar, así, la investigación epidemiológica que pueda llevar a identificar a la fuente de contagio.

"Es muy difícil -identificar la fuente- porque el reservorio de estas cepas es el ser humano. No sé si llegarán a dar con la fuente pero, por lo menos, podremos decir que no hay un solapamiento de casos", dice.