Rodar por laderas, lavarse los dientes con la escobilla del váter, rondas de ducha de agua fría, tirarse desde la ventana o sufrir una agresión sexual. Son novatadas que se convierten en delito y a las que la Policía quiere poner coto antes de que comience el curso escolar.

Lo dijo ayer el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, en un curso de verano de la Universidad Complutense dedicado a las novatadas, donde explicó la decisión del cuerpo de meterse de lleno en la tarea de erradicar unas conductas que traspasan líneas rojas hasta convertirse en delitos.

Y es que muchas de las "bromas" que los veteranos universitarios gastan a los novatos en colegios mayores o residencias se tornan en delitos tipificados en el Código Penal, desde amenazas o lesiones hasta infracciones penales contra la intimidad, el honor o la libertad sexual, penados hasta con 12 años de cárcel en algún caso.

Incluso pueden ser sancionados al amparo de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana que ayer entró en vigor, porque en algunas ocasiones llegan a afectar al orden público o al mobiliario de las calles.

Pero... ¿Qué puede hacer la Policía para frenar un fenómeno muchas veces consentido socialmente y poco reprochado?

Cosidó aseguró que la decisión de involucrar a la Policía en esa tarea ha sido un empeño personal, después del trabajo que el cuerpo viene desarrollando en los colegios e institutos para prevenir el acoso escolar.

Sin abandonar esas tareas, ahora le ha tocado el turno a la Universidad, y, aunque el año pasado la Policía ya realizó una inmersión en el tema de las novatadas, ante la proximidad del nuevo curso ha diseñado una campaña de prevención en la que quiere contar con la colaboración de los directores de los colegios mayores y residencias universitarias.

Ya el pasado mes de septiembre se mantuvo la primera reunión para abordar el problema e iniciar un trabajo, coordinado por la Unidad Central de Participación Ciudadana, en el que se han involucrado las universidades y los colegios mayores.

De este modo, los agentes de Participación Ciudadana serán los encargados de impartir charlas a veteranos, por un lado, y novatos, por otro, en las que se dejarán claras las consecuencias penales que pueden tener esas acciones y la necesidad de que se pierda el miedo a denunciarlas.

La Policía elaborará un decálogo de las infracciones penales de las novatadas y contará con un listado de delegados de Participación Ciudadana para un contacto permanente con los directores de los centros.

Al mismo tiempo, pondrá en marcha una campaña en las redes sociales (solo en Twitter la Policía tiene 1,7 millones de seguidores) para concienciar del riesgo de las novatadas, e intentará implicar a los medios de comunicación en esta labor preventiva.