La soledad tiñe la época estival para muchos abuelos que no se van de vacaciones porque sus familiares no les tienen en cuenta para su veraneo y, por ello, son cada vez más los que recurren a los servicios de teleasistencia para sentirse seguros ante un problema de salud o solo para hablar con alguien.

Es el caso de José Luis Merino, 88 años, viudo, con tres hijos, doce nietos y ocho bisnietos, que vive solo en el madrileño barrio del Retiro y que este verano se ha quedado en casa. Sin embargo, nunca olvida llevar colgado de su cuello el botón de la unidad de control remoto que le da "tranquilidad en muchas situaciones".

Merino fue testigo de la guerra del 36 al 39, ha viajado por todo el mundo y, aunque le gustaría ver más a su familia, dice bromeando que prefiere que sea de forma ordenada "porque son muchos".

Este veterano aplica el sentido del humor a todos los aspectos de su vida, aunque confiesa que, en verano, le resulta complicado no acordarse de los viajes que hacía antes con "toda la familia".

Hace seis años perdió a Pilar, su compañera de vida, y reconoce que, al recordarla, se emociona porque su partida fue "uno de los grandes golpes" de su vida.

Acude a misa solo, pasea, se acerca a comer al restaurante próximo a su hogar o disfruta con cintas clásicas para combatir la soledad, ya que, según este octogenario, el método para alejar a la tristeza es "mantenerse ocupado".

Apenas ve la televisión y procura cuidar su alimentación pese a que ahora no puede cocinar debido a un brazo escayolado tras sufrir una caída, que se suma a una trombosis en su pierna que le obliga a sostenerse con un bastón.

Durante los días más calurosos, José Luis tiene sus propios remedios caseros de refrigeración: utiliza un gran ventilador en su habitación para conciliar el sueño y, a veces, apaga su sed con un "buen gin-tonic", apostilla.

Cineasta y cinéfilo, ha escrito más de cuarenta guiones, dirigió junto a Mateo Cano "Aquellos tiempos del cuplé" a finales de los años 50 y hoy en día mantiene su mente activa con la escritura y la dramaturgia y recordando su pasado gracias al sinfín de fotos, cuadros y pósteres que empapelan las paredes de su casa.

Un caso que se da en cada vez un mayor número de mayores.

Los mayores peligros

El caso de José Luis es similar al de muchas otras personas de la tercera edad y, en verano, los distintos centros de atención refuerzan las llamadas con recomendaciones contra el calor, debido a que es el sector "más afectado" por las altas temperaturas, destaca el director de la empresa de teleasistencia Atenzia en Madrid, Gorka Fernández. Los momentos de soledad o angustia, una crisis de ansiedad o las caídas son las incidencias más comunes entre las personas que atienden, pues "resulta sencillo que una persona mayor se desestabilice en su domicilio y se caiga", revela Fernández. Además, durante el verano aumentan las llamadas porque "sus hijos o ellos mismos avisan que se quedan solos". Fernández asegura que, en los centros de operaciones, reciben miles de llamadas diarias. En Madrid, atienden unas 5.000 y ellos realizan otras 3.000 llamadas de seguimiento, asesoramiento o información para los usuarios.