"La defensa de Doñana y de la libertad de cátedra son irrenunciables para un director de la Estación Biológica de Doñana (EBD)", asegura en una entrevista con Efe Juan José Negro, destituido de la dirección de este centro del CSIC, uno de los escasos que ha logrado el distintivo de calidad Severo Ochoa.

Negro declinó opinar sobre los motivos de su cese fulminante, que le comunicó el presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo, alegando "pérdida de confianza", pero sí quiso agradecer las muestras de apoyo de científicos, técnicos y grupos conservacionistas, que no para de recibir desde que se conoció su destitución el miércoles.

Estos apoyos valoran su defensa de la conservación de Doñana, en especial frente a amenazas como el dragado de profundización del Guadalquivir o la reapertura de la mina de Aznalcóllar.

Unos proyectos que sí fundamenta el delegado institucional del CSIC en Andalucía y hombre de confianza de Lora-Tamayo, Miguel Ferrer, a través de la Fundación Migres, contratada además por los promotores de esos polémicos planes de trabajo. "En este mundo en el que vivimos a alguien se le corta la cabeza en nombre de la religión o porque estorba para que alguien se forre; dado que a los biólogos evolutivos se nos presupone ser ateos o agnósticos, diría que en mi caso debería de ser por la segunda cuestión", ironiza. Negro sostiene que todo director de la EBD debe de defender, irrenunciablemente, la conservación de Doñana, un parque nacional creado hace medio siglo precisamente a partir de la fundación de la reserva biológica y de la estación biológica de Doñana, impulsadas ambas por el CSIC.