Mirar al pasado con una sonrisa cómplice, incluso de añoranza, esto es lo que conseguirá el libro "Rubio, Mi mamá me mima", un viaje a la infancia que hará recordar esos momentos en los que los padres decidían que sus hijos tenían que mejorar su caligrafía o su cálculo con los Cuadernos Rubio.

Lo que para los mayores era un momento de tranquilidad en las calurosas jornadas veraniegas o en las tardes tras salir del colegio, para los que fueron niños hace más de cinco décadas suponía una especie de tortura pergeñada por Ramón Rubio (1924-2001), el padre de estos emblemáticos cuadernillos en los que aprendía a escribir con una caligrafía perfecta, sumar o restar. Pero lo que no hay duda, y así lo afirma Enrique Rubio, hijo del fundador y dueño de la empresa Cuadernos Rubio, es que el libro editado por Espasa está hecho para hacer "un viaje" a la "nostalgia" y a nuestra "historia pasada". "Era un libro muy necesario, desde la última década hay un interés por el pasado, por lo antiguo, hay cierta nostalgia por todas las imágenes del pasado, por los anuncios, y nos dimos cuenta de que también por estos cuadernos que, durante los años 80, se llegaron a vender 10 millones al año", explica.

Una cantidad que era posible porque se trataba de una época en la que "había más niños", "menos libros de texto" y, sobre todo, "nada de Internet", subraya. Aunque también "Rubio, Mi mamá me mima. Las letras y los números de nuestra infancia", es un "homenaje" a su padre, una "persona muy trabajadora", que luchó para que estos cuadernos existiesen y, sobre todo, llegaran a todos los niños.

"Trabajaba en banca y por las tardes en una academia de cálculo y contabilidad, así que creó una serie de fichas en los años 50 para mejorar la caligrafía, que tenía que ser adornada, gótica, inclinada; las operaciones se hacían mentalmente e hizo las fichas", dice sobre estos cuadernos que nacieron a finales de los 50. Unas hojas que su creador fue probando de colegio en colegio, tal y como comprobó de primera mano Enrique Rubio, ya que era él el que le acompañaba junto a su madre en estas jornadas de lucha por hacer llegar su método a todos los niños españoles. Con más de 200 páginas, la obra hará recordar con reproducciones reales de los cuadernillos originales cómo nos afanábamos en copiar esas letras que, atrapadas en una doble línea, formaban frases como "Los niños no deben mentir", "Mi mamá me mima" o "España es una nación de Europa".

Sentencias que, como reconoce Enrique Rubio, han ido evolucionando: "Hace tantos años vivíamos una dictadura y los valores no tenían que ver con los que había ahora, había frases sexistas, imágenes donde los niños jugábamos con pistola y las niñas con muñeca.

Había una serie de valores que ahora han cambiado", sostiene. Por eso, ahora, los Cuadernos Rubio, sin despegarse de su exitoso método, han optado por decir que "África es un gran continente" en vez de "África está habitada por negros", como se decía en sus primeras ediciones.

las claves

Un trabajador de banca, Ramón Rubio, creó, a finales de la década de los 50 del siglo pasado, unos cuadernos para practicar la caligrafía o mejorar las operaciones de cálculo.

La editorial Espasa publica "Rubio, Mi mamá me mima", que pretende evocar cómo era la educación. En los años 80, la empresa Cuadernos Rubio llegó a distribuir 10 millones de ejemplares al año; había más niños y no existía internet.