La masacre de los ciudadanos españoles durante la Batalla de Manila, una de las más cruentas de la Segunda Guerra Mundial, es un hecho histórico en gran medida desconocido y que el documental "De aliados a masacrados" quiere dar a conocer.

La cinta, dirigida por el periodista catalán Ramón Vilaró, narra la historia de unos ciudadanos españoles que califica de "los verdaderos últimos de Filipinas", ya que permanecieron en el archipiélago asiático incluso después de que este pasara de ser colonia de España a ser territorio estadounidense, en 1898.

"De aliados a masacrados" se centra en la situación que vivieron los españoles durante la ocupación de Filipinas por parte de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial, que llegaron al país en 1941 y que no abandonaron hasta marzo de 1945 después de una de sus más sangrientas batallas con las Fuerzas Armadas de EE.UU.

En el enfrentamiento final, en el que los japoneses defendían la capital filipina, llegaron a morir más de 100.000 personas en menos de un mes. Los españoles que aun permanecían en Manila no consiguieron escapar a la crueldad de la situación pese a que España, por aquel entonces bajo la dictadura de Francisco Franco, era uno de los aliados del Imperio nipón.

"La peor matanza que vivieron los españoles en Manila fue la del Consulado de España", cuenta a Efe Vilaró, periodista que ha cubierto gran parte de los eventos más importantes de la historia reciente de Asia.

Hacia el final de la batalla, cuando los japoneses ya adivinaban su derrota ante los estadounidenses, los españoles acudieron al Consulado de su país, que consideraban un lugar seguro pero que se convirtió poco después en una fosa común.

"Los japoneses entraron en el consulado y mataron a 67 de los 68 españoles que se refugiaron ahí. La única superviviente fue una niña de 6 años", explica Vilaró. "Aunque se supone que España y Japón eran naciones amigas, en aquella batalla no se diferenciaba entre nacionalidades", agrega.

Los militares japoneses habían recibido órdenes de aniquilar Manila, y para ahorrar munición su método más común era el de obligar a los residentes a entrar en su vivienda para luego incendiarla. Si alguna víctima intentaba salir, se le acribillaba a balazos.

En el caso del Consulado español, las soldados japoneses acuchillaron a las víctimas con sus bayonetas.

Anna María Aguilella, la niña que consiguió sobrevivir a la masacre, cuenta en el documental con todo lujo de detalles cómo fue aquella matanza. "Cuando llegaron los japoneses (al Consulado de España), hicieron que nos pusiéramos todos en fila india, y uno a uno nos fueron clavando sus bayonetas", asegura Aguilella en una de las entrevistas de la cinta "De aliados a masacrados". "Sobreviví porque me hice la muerta", explica.

"Yo en realidad he vivido dos vidas, porque ese día volví a nacer", agrega. "Aquello fue terrible".

En total, 257 ciudadanos de España murieron en la Batalla de Manila a manos de los japoneses o durante los intensos bombardeos de los estadounidenses, un número que llevó a Franco a pasar a considerar a Japón su enemigo y declararle la guerra, aunque el dictador español fue ignorado por la comunidad internacional.

Un año después de la guerra, Franco repatrió en la embarcación Plus Ultra a muchos de los supervivientes españoles de la Batalla de Manila, que fueron recibidos en Barcelona por una multitud de personas.

"La niña Anna María fue recibida como una heroína. Ellos fueron los verdaderos últimos de Filipinas", afirma Vilaró en su documental.