Poco a poco universidades, centros de investigación y empresas españolas se están apuntando a la construcción de micro y nanosatélites, pero el coste del lanzamiento es un hándicap, de ahí la necesidad de nuevos transportes para ponerlos en órbita como los lanzadores híbridos de globos y cohetes.

"Se trata de democratizar el acceso al espacio", resumió el exastronauta Michael López-Alegría en la presentación del proyecto "Bloostar", un sistema de transporte espacial compuesto por un lanzador mixto de globo de helio y trece pequeños cohetes. Detrás de este proyecto hay una empresa española, zero2infinity, que estima podrá lanzar los primeros micro y nanosatélites comerciales a mediados de 2018 desde la Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma (hasta al momento ha hecho varios vuelos de prueba). El objetivo, según sus responsables, es poner en órbita satélites de menos de 100 kilogramos (microsatélites) y de entre 1 y 10 kilogramos (nanosatélites), a una distancia de unos 600 kilómetros. ¿Y cómo? El globo de helio se eleva hasta las capas altas de la atmósfera, a unos 20 kilómetros y en 90 minutos. Una vez está elevado, se ponen en marcha los 13 pequeños cohetes para impulsarlo y poner en órbita el satélite (en total tarda unos 96 minutos). Esto se hace con mucho menos gasto y de manera más eficiente, según José Mariano López Urdiales, del citado proyecto. "No tenemos prisa en que el globo se eleve; en los primeros 20 kilómetros la velocidad de subida es irrelevante", según este ingeniero, quien indicó que "normalmente, en los primeros kilómetros de un lanzamiento convencional se consume aproximadamente el 70% del coste y en el caso del globo es mínimo".