Tener diabetes exige una rutina estricta, un pacto de convivencia con uno mismo y con los demás. Si, además, el paciente es un niño, ese compromiso es aún mayor. Es una labor en la que participan padres y maestros, pero también los propios menores, que ganan autonomía desde muy chiquitos. Solo en el Hospital Nuestra Señora de la Candelaria (HUNSC) son tratados 250 niños y cada año se diagnostican entre 20 y 30 casos pediátricos nuevos. El doctor José Manuel Rial cree que la dolencia debe ser abordada de manera conjunta entre las consejerías de Educación y de Sanidad, y que es fundamental que los centros escolares con más casos de niños con diabetes cuenten con personal sanitario.

La detección de la diabetes pediátrica suele ocurrir entre los 6 y los 7 años. Sin embargo, las "edades de debut" son cada vez más tempranas. "El caso más precoz que hemos tenido en el hospital es el de un bebé de ocho meses", cuenta Rial. El médico se refiere siempre a casos de diabetes tipo 1, una enfermedad que altera la función de la insulina y se caracteriza por el aumento de la glucosa en sangre. Este tipo de diabetes es la más habitual en la infancia. Los síntomas más frecuentes son el aumento de orina y la pérdida repentina de peso. "Además, que un niño que ya no se hace pis en la cama vuelva a hacerlo significa que puede padecer la enfermedad".

Así y todo, el aumento de la obesidad entre los más pequeños está haciendo que se den casos de diabetes tipo 2, asociada a la alimentación, aunque sigue siendo menos común. "En Estados Unidos y México se están detectando muchos casos".

Para el pediatra, ha sido un gran avance que haya crecido el uso de las bombas de insulina, "algo en lo que España está muy atrasada". "Desde hace dos años se usan en los servicios de endocrinología pediátrica".

Los colegios más sensibilizados con la enfermedad son aquellos donde hay más chicos afectados. Uno de ellos es el de La Salle de La Verdellada (La Laguna), que ayer se unió a la marcha organizada por la Sociedad de la Diabetes de Tenerife (SDT) con motivo de los actos del día de la enfermedad. Dos clases, una de niños de ocho años y otra de 13 y 14, se sumaron a la comitiva que recorrió las principales calles de Santa Cruz. "Nuestro objetivo es concienciar, sensibilizar a la población, pero también reivindicar la utilidad del asociacionismo, que no es muy frecuente", subrayó Jéssica Martín, trabajadora social de la SDT, que también explicó que a la entidad a la que pertenece le gustaría llegar a más afiliados y hacerlos partícipes de los servicios de que disponen. "Es una enfermedad crónica; la ayuda es clave".

Jéssica Martín

trabajadora social de la asociación de diabetes