Gente, mucha gente hay en las calles más céntricas de Madrid estos días y más que está por llegar, una situación calcada a la que se vive a las puertas de la administración de lotería más emblemática del foro, Doña Manolita, donde, sin embargo, ya se han visto colas de hasta dos horas.

Al bajar la calle del Carmen, por la derecha, una legión de pacientes amantes -o penitentes- de la suerte aguardan a que les llegue el turno de entrar a la administración para pedir ese boleto que, en los días previos al sorteo suele ser el premiado -o eso dicen-, y al que serán los bombos del día 22 de diciembre los que pondrán en su sitio.

"Nosotras llevamos poco, cinco minutos", confirman Visitación, Pilar, María Asun y Rosa, que no es que hayan tenido más suerte que el resto de los fieles a Doña Manolita, sino que acababan de llegar a la fila, que ya doblaba la esquina de Preciados con la calle de la Salud. Estas mujeres se han vuelto a lamentar por su mala memoria ya que, según comentan entre risas, "todos los años les pasa igual" y tienen que esperar un ratito.

Como ya es tradición, especialmente complicado es el puente de la Constitución, cuando madrileños que dejan las compras de azar para el último momento y turistas confluyen en la calle del Carmen en busca de un salvoconducto hacia la felicidad o, al menos, para el fin de los agobios económicos.

"Vengo a por el número que me den", confiesa Carmen, una veterana mujer que se encuentra a mitad de camino entre los últimos de la fila y el mostrador, desde donde recuerda que una vez le consignaron un billete agraciado con "35.000 pesetas".