Los restos del fraile capuchino italiano San Pío de Pietrelcina, conocido como Padre Pío, comenzaron hoy un inusual peregrinaje hacia Roma y el Vaticano, donde serán venerados hasta el próximo 11 de febrero.

El cuerpo del santo salió hoy desde el santuario de San Giovanni Rotondo (Apulia, sur) junto a las reliquias de San Leopoldo Mandic, otro santo capuchino, con dirección a Roma, hacia la iglesia de San Lorenzo Extramuros, adonde llegarán tras cubrir el recorrido, de unos quinientos kilómetros, en un furgón especial.

Tras el traslado, en medio de fuertes medidas de seguridad, permanecerán en esta iglesia solo hoy, pues mañana serán trasladadas a la iglesia romana de San Salvatore in Lauro, donde el presidente de Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, el arzobispo Rino Fisichella, celebrará una ceremonia con fieles de todo el mundo.

Esta inusual peregrinación de los restos de los santos continuará el 5 de febrero con la procesión por la Vía de la Conciliación, la amplia avenida que une Roma con el Vaticano, hasta la basílica de San Pedro, donde permanecerán hasta el 11 de febrero.

Los católicos que lo deseen podrán acudir desde entonces al Vaticano a venerar las reliquias de Padre Pío, una iniciativa que se enmarca en los eventos organizados por el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, convocado por el papa Francisco y que comenzó el pasado diciembre.

El dispositivo de traslado de las reliquias incluye su transporte en una urna especial que a su vez va protegida con una caja de vidrio de plexiglás con la que se pretende evitar que sufra daños.

Además, van en una furgoneta que amortigua al máximo las vibraciones durante el recorrido por carretera y las medidas de seguridad incluyen la de prohibición de vuelos en el espacio aéreo en torno al santuario donde se veneran habitualmente las reliquias.

Los actos programados en el Vaticano comienzan el 5 de febrero con la procesión que trasladará los restos desde la basílica de San Salvatore in Lauro hasta la de San Pedro del Vaticano.

Al día siguiente, el papa Francisco celebrará una audiencia con grupos de oración del Padre Pío y fieles de la archidiócesis de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo.

El pontífice argentino presidirá una misa el 9 de febrero con los frailes menores capuchinos de todo el mundo en San Pedro y al día siguiente, Miércoles de Ceniza, Francisco enviará a los 1.071 sacerdotes llamados "misioneros de la misericordia" a todos los rincones del mundo para que absuelvan los pecados durante el Año Santo que concluirá el 20 de noviembre.

El 11 de febrero finalizará el periodo en el que los restos del Padre Pío se puedan venerar en el Vaticano, pues ese día serán enviadas a Pietrelcina, su ciudad natal.

El peregrinaje de los restos incluye posteriormente su traslado a Foggia y finalmente regresarán a San Giovanni Rotondo el 16 de febrero.

Los restos de san Pío de Pietrelcina serán expuestos en la basílica de San Pedro por expreso deseo del papa Francisco, tal y como informó el pasado agosto la Santa Sede.

"El Santo Padre ha expresado su vivo deseo de que los restos de san Pío de Pietrelcina sean expuestos en la basílica de San Pedro el 10 de febrero, Miércoles de Ceniza, del próximo Año Santo Extraordinario", explicó Fisichella, organizador del Jubileo, en una carta enviada al arzobispo de Manfredonia, Vieste y San Giovanni Rotondo, Michele Castoro, según publicó la radio de la Santa Sede.

El Padre Pío, conocido como el "apóstol del confesionario" y cuyo nombre de pila fue Francesco Forgione, nació en la aldea de Pietrelcina (Benevento, sur de Italia) en 1887.

A los 15 años comenzó a tener visiones e ingresó en los Frailes Menores Capuchinos, ordenándose sacerdote en 1910, a los 23 años.

Trasladado en 1916 al convento de San Giovanni Rotondo, fundó la Casa del Alivio del Sufrimiento para acoger a los más necesitados y a los 31 años comenzó a experimentar el fenómeno místico de los estigmas (llagas similares a las de Cristo clavado en la cruz).

Falleció en septiembre de 1968 y fue proclamado beato en 1999 y santo en 2002 por el actualmente santo Juan Pablo II.

La urna con sus restos se halla en el santuario de San Giovanni Rotondo, uno de los puntos de peregrinaje más importantes del país.