Virus como el Zika o el Chikunguña llegaron "para quedarse" y vendrán otros más por la falta de vacunas para prevenirlos, dijo en una entrevista el inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo, quien alertó que la humanidad carece de armas para enfrentarlos.

"Se nos vienen muchas más (...) Apenas estamos comenzando a recibir patologías, enfermedades que están muy localizadas en otras partes del mundo y que debido a la posibilidad que tienen de diseminarse rápidamente y también a la ausencia de mecanismos y métodos de control, pueden llegar a causar epidemias", manifestó.

Patarroyo, que en 1987 descubrió la primera vacuna contra la malaria y es un referente mundial en investigación de virus, señaló que por suerte los que han salido de África, como el ébola, zika o chikunguña "no han sido del todo letales", pero el día de mañana "puede llegar una de esas (enfermedades) en la cual sí estemos totalmente en riesgo toda la especie humana".

"Eso se lo puedo decir con la certeza de quien lleva toda la vida dedicado a estudiar estos microbios y sus posibilidades de contagio", advirtió.

Estos virus tropicales fueron descubiertos hace décadas pero en los últimos años llegaron a otros continentes, como América o Europa, por el aumento de la temperatura del planeta debido al cambio climático o por las facilidades de movilización modernas que hacen que "los mosquitos que antes volaban, ahora viajen en jet".

"El cambio en la temperatura hace que las larvas de los mosquitos que transmiten estas enfermedades puedan crecer ya a la temperatura apropiada. Si antes no podían desarrollarse esas larvas a 2.200 metros, porque usualmente la temperatura apropiada estaba en 1.600 metros, ahora ya pueden crecer", afirmó.

Según el inmunólogo, de 69 años y cuyo trabajo ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1994, la ciencia se está quedando "sin herramientas" para combatir estas enfermedades porque aparte de que no hay vacunas, los virus y bacterias cada vez son más resistentes a los fármacos.

"Vengo insistiendo desde hace más de 30 años en que tenemos que desarrollar metodologías para obtener vacunas, que es el método más efectivo para controlarlas. Cuando usted usa un tratamiento o un fármaco ya es para curar la enfermedad que se ha desarrollado pero si usted obtiene una vacuna es para impedir que esa enfermedad se desarrolle", expresó a Efe.

Por esa razón insistió en que los esfuerzos deben centrarse en el desarrollo de vacunas, pero lamentó que a pesar de que ya se conoce el genoma de muchos virus, falta apoyo de los gobiernos, de los que dijo que prefieren "estar apagando incendios, controlando las epidemias, en lugar de impedir que ellas lleguen a aparecer".

"Vacunas contra el ébola, el chikunguña, contra el dengue y el zika serían relativamente sencillas pero son demoradas debido a que hay que cumplir con ciertos protocolos de seguridad", agregó.

En su opinión, "los virus, las bacterias, los parásitos y los hongos siempre estarán ahí", y "la única manera de controlarlos es a través de vacunas", de manera que la humanidad esté protegida y "que la población que llegue a desarrollar la enfermedad sea mínima".

Patarroyo manifestó que "la investigación está quedándose congelada y atrás" y aunque aseguró que no quiere ser "alarmista" ni "terrorista", la situación en el campo de las enfermedades virales es "grave" porque además de su expansión geográfica se hacen resistentes.

Citó como ejemplo la malaria, cuyo parásito "ya se volvió resistente hasta al último antimalárico, que fue desarrollado hace escasamente 20 años y por el cual recibió el Premio Nobel (de medicina) la doctora Tu Youyou el año pasado".

"Llevamos veinte años y ya hay una resistencia marcada del parásito a eso, estamos quedando sin armas, sin herramientas para el control de las enfermedades", subrayó.

Según el científico, el problema de estos virus no está solo en si son mortales o no, sino en las secuelas que dejan, como los problemas en las articulaciones por el chikunguña, o el síndrome de Guillén Barré por el zika, que en los casos de embarazadas puede hacer que los bebés nazcan con microcefalia.

"Hablemos de que no son virus mortales pero sí tienen consecuencias secundarias a largo plazo que son bastante terribles", apuntó Patarroyo, quien consideró "inocente" la recomendación de varios gobiernos latinoamericanos a las mujeres para que eviten embarazos durante la fase de expansión del zika.

"Eso me parece de una inocencia... De no ser trágico sería cómico", concluyó.