Después de casi dos décadas como reportero y corresponsal de El Mundo, siendo testigo de momentos históricos, a David Jiménez se le encargó dirigir un periódico que sabe que muchos quieren que "desaparezca" al tratarse de un diario diferente a otros, pues no es de partidos, sino de principios.

¿Cómo ha afrontado la responsabilidad de dirigir El Mundo?

Ha supuesto regresar a España tras 17 años en el extranjero, dejando detrás los años de corresponsal para volver a la redacción. Es un cambio grande. Como reportero fui un privilegiado: pude viajar a lugares únicos, conocer a gente fascinante y ser testigo de acontecimientos históricos, trabajando con mucha libertad. El puesto de director es muy diferente, pero igual de interesante, con sus desafíos y emociones. Al final se trata de periodismo y yo siempre he disfrutado ejerciéndolo desde donde estuviera.

¿Cuál es su balance?

Me siento muy afortunado. Tengo la suerte de dirigir un periódico valiente e independiente en un momento clave para este país. Y cuento con una redacción magnífica para afrontar ese reto. Vivimos tiempos de grandes transformaciones para los medios y no tenemos tiempo que perder si queremos adaptarnos. En los tres próximos años se decidirá qué medios pasan el corte de esta revolución. Ningún proyecto podría hacerme más ilusión que empujar, junto a mis compañeros, para que El Mundo esté entre los ganadores. Y lo va a estar.

¿Impone mucho seguir la estela de Pedro J. Ramírez o Casimiro García-Abadillo?

Me convertí en corresponsal cuando tenía 27 años y entré en el despacho de Pedro J. y le dije que solo había un sitio donde no teníamos corresponsal y que me presentaba voluntario. Así terminé en Asia. Me dio la oportunidad de crecer profesionalmente y me apoyó enormemente desde la dirección. Cuando Casimiro cogió las riendas del periódico ese apoyo incondicional continuó. Siento mucho aprecio por ambos y una gran responsabilidad de mantener el espíritu independiente que ellos inculcaron al diario.

Contar la verdad suele molestar, ¿es El Mundo el periódico que más molesta?

Es diferente a otros, no es un periódico de partidos políticos, sino de principios. Nos equivocamos, y sin duda yo lo he hecho en estos primeros meses al frente del diario, pero lo hacemos tratando de buscar la verdad. Me gustaría que los escépticos pudieran estar en las reuniones de portada del periódico, donde se discute desde la profesionalidad, sin más intención que contar las cosas como son.

Nuestros investigadores y reporteros tienen el encargo de mirar a todos por igual, indagar aquello que sea relevante para los lectores, sin importar a quien afecte (...) Es cierto que a veces hemos pagado un precio alto por mantener esos principios y que la independencia es un lugar algo solitario en un país de bandos como el nuestro, pero la recompensa es impagable. Quienes formamos El Mundo nos sentimos orgullosos del periodismo que hacemos. Es un sentimiento que colegas de otros medios nos dicen que echan en falta.

¿Cree que en España los medios están excesivamente politizados?

La información política tiene más peso en la prensa española que en la anglosajona, por ejemplo. Además, en nuestro país se ve con normalidad que los medios tomen partido claro por una formación política (...) El estado de nuestra libertad de prensa es mejorable. Una parte del poder ha olido la debilidad de los medios durante la crisis y ha tratado de aprovecharla para domesticarlos. El periodismo independiente no puede ser un acto de coraje en un país democrático. Y, a veces, en España lo es.

¿Cuál es la radiografía actual del periodismo?

Vive su peor y su mejor momento a la vez. Miles de compañeros han perdido sus puestos y nunca se habían creado tantos medios, en muchos casos por parte de esos mismos colegas. En los periódicos se ha juntado la crisis y un cambio de modelo que ha reducido nuestro negocio drásticamente y en muy poco tiempo. A la vez, el mundo digital nos ha traído más lectores que nunca y un horizonte de posibilidades que solo empezamos a vislumbrar. Los periodistas hemos sido lentos a la hora de darnos cuenta de la magnitud del cambio que supondría internet.

¿Qué tiene que decir de los rumores que apuntan a un final de El Mundo en papel?

Entiendo el deseo de muchos de que un periódico incómodo con el poder como el nuestro desaparezca o se debilite. Esos deseos tienen pocas posibilidades de cumplirse. Esta es la realidad: somos el segundo periódico nacional en venta de ejemplares impresos, líderes absolutos en la distribución de copias digitales gracias a Orbyt, quintuplicando al segundo, y tenemos una posición privilegiada en internet, donde en 2015 volvimos a ser líderes en España en hogares y oficinas (El País lidera gracias a móviles y América Latina). Nuestra versión impresa sigue siendo importante para nosotros y mientras tengamos a decenas de miles de lectores informándose a través de ella haremos todo lo posible por mejorarla, como demuestra nuestra oferta dominical. El Mundo no es un periódico de papel o digital, somos un periódico a secas.