El paso del Señor del Huerto saldrá mañana en procesión del lagunero convento de Santa Clara de Asís. Tiene, como todas las composiciones de la Semana Santa de La Laguna, un significado dentro de la Pasión, está formado por piezas de imaginería de calidad y presenta algunas singularidades. Su olivo natural es una de ellas. Además de centro de muchas miradas, siempre se convierte en protagonista de un casi ritual que los miembros de la Hermandad Franciscana de la Oración en el Huerto repiten cada año y que da comienzo en el barrio de San Diego del Monte.

Y es que hasta esa zona de la Vega Lagunera se desplaza todos los sábados anteriores al Lunes Santo una comitiva de esta cofradía. Solo faltan dos días para la salida procesional y es el momento de introducir el elemento que falta en su trono, prácticamente terminado desde la semana anterior. Ese último paso no es otro que la incorporación de las ramas de olivo que completan el trabajo. Lo explica Antonio Regalado, historiador del arte y, en este caso, sobre todo, uno de los responsables de esta hermandad.

No son las 9:00 y la "faena" ya ha empezado. Lo primero es hacer acopio de unos ejemplares que se ajusten a las dimensiones del paso y de las puertas de las iglesias por las que debe entrar y salir (Las Claras y la Catedral) y trasladarlos en un camión hasta el primero de esos templos. Allí esperan otros integrantes de la Cofradía preparados para hacerles los ajustes necesarios a los árboles elegidos (el mayor va en la parte trasera del paso y el más pequeño, delante) y, posteriormente, izarlos, acaso la maniobra más difícil y para la que son necesarias cinco o seis personas.

La máxima, detalla Regalado, es que mañana esté todo a punto, cumplir con el Señor "como merece" y, al tiempo, tratar de ser "fieles" a la tradición. Según cuenta, él la aprendió de su padre, que realizó durante décadas unos preparativos que también se han mantenido, destaca, gracias a otros cofrades veteranos de la ciudad. Siempre, hasta donde su memoria alcanza y salvo casos muy puntuales, trasladando las ramas desde San Diego, tan vinculado, circunstancialmente, a esta cofradía, que cuenta las horas y mira al cielo para su desfile procesional.