La procesión de la Virgen de Las Angustias, arrancó al mediodía de ayer, como cada Viernes Santo, desde el templo donde se la venera, la iglesia de El Pilar, con su párroco al frente, José María Rastrojo, y su cofradía, que en los últimos 25 años ha consolidado este acto como una referencia en la Semana Santa chicharrera, con una nutrida representación con mantilla.

Tal vez fue el año pasado, en la misma procesión, cuando algunos vieron por última vez a la Virgen de las Angustias. Y en el mismo sitio; no a las puertas de la iglesia del Pilar, sino cerca de la iglesia de San Francisco, donde estuviera la desaparecida librería La Católica, y donde cuenta la historia que muchos republicanos se reunían para rendirle culto. Hoy, ideologías al margen, se mantiene esta tradición, porque el "altar mayor" de la procesión que aviva sentimientos porque la banda de música de la capital tinerfeña, bajo la dirección de Felipe Neri Gil, volvió a interpretar el "Adiós a la vida", Como en decenas de oportunidades. En un trayecto que está cargada de historia, como a su paso por la calle que toma su nombre del alcalde Emilio Calzadilla (1923 -1924 y 1925-1930).

La vía lleva el nombre del regidor que pagó de su bolsillo la banda de música para que no le falta a la Virgen de Las Angustias. Una bandera republicana se cuelga aún hoy en la balconada del colegio Montessori, como hiciera años atrás el fallecido Antonio Castro Álvarez, más conocido como "El Mae", director del colegio que fuera la casa familiar de Emilio Calzadilla. Al lado, en un pequeño estudio, asegura la historia que se encontraba el taller del autor de la imagen de Las Angustias.

Ayer, Viernes Santo y con luto riguroso, la cofradía volvió a procesionar. Y San Francisco volvió a ser el punto de encuentro, referente de la procesión que parte de El Pilar, tal vez en el único momento que se hace silencio para escuchar el "Adiós a la vida".