El lince ibérico, considerado el felino más amenazado del mundo, ha vuelto a reproducirse en los montes de Portugal, la primera vez que sucede en décadas, gracias a un proyecto de recuperación luso-español.

"Ya son tres las crías de lince que han nacido en el medio salvaje", contó a EFE el biólogo Carlos Carrapato, del Instituto de de Conservación de la Naturaleza y de los Bosques de Portugal.

Se trata de un enorme paso para la conservación de este felino en el medio salvaje, que prácticamente desapareció en las últimas décadas debido a la construcción de carreteras, el desarrollo urbanístico y la explotación agrícola a gran escala, entre otros motivos.

Conservar el lince ibérico es especialmente importante para mantener el equilibrio del ecosistema, ya que su extinción provocaría la proliferación de otros animales depredadores como el zorro.

El hábitat de esta elegante especie se sitúa en los montes mediterráneos que se encuentran en el sur de la Península Ibérica, desde los Montes de Toledo hasta el Valle del Guadiana.

Es precisamente en la parte portuguesa del Valle del Guadiana donde se han liberado 18 ejemplares de linces, de los que dos ya han logrado dejar descendencia: Jacarandá, criada en cautividad en Silves (Portugal), y Lagunilla, nacida en España, en el centro de Zarza de Granadilla (Cáceres).

A Jacarandá se la ha fotografiado con dos crías y a Lagunilla, con una. Carrapato no descarta que haya más.

De estos 18 ejemplares, se ha documentado el fallecimiento de dos, las hembras Kayakweru y Myrtilis, una envenenada y otra por un virus que afecta a los felinos.

El municipio de Mértola, cerca de la provincia andaluza de Huelva, es la base portuguesa desde la que se sueltan los linces, que tienen el desafío de adaptarse al medio salvaje una vez criados en cautividad.

El último ejemplar liberado -este pasado 13 de mayo- en la zona de Mértola fue Mistral, un macho criado en el centro de Zarza de Granadilla.

Carlos Carrapato constató que Mistral se encuentra "bien" (lo controlan con un dispositivo GPS), alimentándose normalmente y cerca de la zona donde le soltaron.

Para Sofía Castelo-Branco, administradora del Instituto de Conservación de la Naturaleza y de los Bosques de Portugal, el mayor desafío para la supervivencia del lince es la manutención de su principal fuente de alimento: los conejos.

Estos roedores han sido diezmados por una enfermedad hemorrágica letal comparada con el ébola.

"Se trata de un tipo de infección delicada", constató a EFE Castelo-Branco.

Los linces necesitan de al menos dos conejos por hectárea para poder sobrevivir, y en la zona de Mértola hay entre tres y tres y medio.

También influyen en la manutención del lince un hábitat adecuado en el que haya zonas de refugio y la aceptación social en el medio rural.

El Parque del Valle del Guadiana, a unos 230 kilómetros al sureste de Lisboa y próximo a Andalucía, es la zona portuguesa escogida en una primera fase, mientras que en segunda será la Sierra de la Malcata, junto a Extremadura, explicó el ministro luso de Medio Ambiente, João Pedro Matos Fernandes.

En unas declaraciones a EFE, Matos Fernandes destacó que la colaboración con España para recuperar esta especie está siendo "magnífica", plasmada en el programa bilateral con fondos europeos Iberlince.

"Los linces no conocen fronteras administrativas y no necesitan documentos para ir para España o para volver a Portugal", consideró.

Con un peso medio de 8 a 12 kilos, el animal estuvo a punto de extinguirse.

De los 100.000 ejemplares que poblaban la Península Ibérica a principios del siglo XX, se calcula que en la actualidad quedan alrededor de dos centenares en libertad.

Además del Valle del Guadiana, otras zonas de la Península Ibérica donde se han liberado linces son el Valle de Matachel en Extremadura, las comarcas de Guadalemellato y Guarrizas en Andalucía, los Montes de Toledo y Sierra Morena Oriental en Castilla-La Mancha.