Pesa doce kilos y está compuesto por largos soportes que se ajustan y adaptan a las piernas y tronco de los niños. Es el primer exoesqueleto infantil del mundo, en fase preclínica, que ha sido presentado hoy por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El equipo liderado por la investigadora del Centro de Automática y Robótica (CSIC-Universidad Politécnica de Madrid) Elena García ha explicado que este ingenio se utilizará en hospitales como terapia de entrenamiento muscular para que los niños con atrofia muscular espinal -enfermedad degenerativa que afecta a 1 de cada 10.000 en España- aprendan a caminar y mantener la movilidad.

El exoesqueleto se empleará en niños de entre 3 y 14 años con atrofia muscular de tipo dos, que "se diagnostica entre los 7 y los 18 meses de vida y los niños que lo padecen no llegan a caminar nunca, lo que provoca un importante deterioro de su estado", ha explicado la investigadora.

Gracias a este mecanismo, los pequeños pacientes evitarán o retrasarán la aparición de escoliosis, osteoporosis, insuficiencia respiratoria y otras complicaciones que disminuyen su calidad de vida, a la vez que incrementará su esperanza de vida.

García ha anunciado que "este dispositivo podría estar en el mercado en un año y medio" con la "financiación necesaria" que implica 50.000 euros sólo para el prototipo; una construcción a escala industrial rebajaría este precio hasta los 30.000 euros por unidad.

"La idea es ofrecerlo a las familias en alquiler por unos 800 euros al mes y ver, después, la posibilidad de ayudas económicas a las más necesitadas", ha añadido.

El proyecto, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad a través del Programa Echord de la Unión Europea, se está desarrollando con la colaboración de médicos del Hospital Infantil Sant Joan de Déu en Barcelona y del Hospital Universitario Ramón y Cajal en Madrid.

Ambos centros hospitalarios cuentan con sus propios ensayos preclínicos: en el caso de Barcelona, ocho niños participan en uno con una duración de tres meses para comprobar la adaptación del exoesqueleto a estos pacientes, mientras que en el de Madrid se estudiará las posibles alteraciones psicológicas de utilizar este aparato en sus actividades diarias.

La principal dificultad de desarrollo hasta ahora radica en el hecho de que los síntomas de las enfermedades neuromusculares como la atrofia muscular espinal "varían sus efectos con el tiempo tanto en las articulaciones como en el conjunto del cuerpo", por lo que este modelo "incluye articulaciones inteligentes que modifican la rigidez de forma automática" para adaptarse a la sintomatología de cada niño.

El presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo, quien también ha acudido al acto de presentación de este proyecto, ha indicado que "el diseño, fabricación e investigación del aparato son un magnífico ejemplo de cómo la ciencia se ocupa de los problemas concretos de la sociedad, con resultados visibles y tangibles".