Liberar los pies en verano del calzado cerrado es un alivio, pero también puede ser un suplicio si no acertamos con el zapato adecuado.

La recomendación del Colegio de Podólogos de Canarias es que no te juegues los pies comprando calzado en "chinos" o en multinacionales especializadas en moda, pero no en calzado. Estas últimas "no son marcas de calzado que normalmente invierten en investigación y desarrollo. Lo único que hacen es coger la última tendencia y llevarla a precio de calle. Es un zapato que no está diseñado para la comodidad", explica Verónica Ruiz Martín, vicepresidenta del Colegio de Podólogos de Canarias.

"El pie necesita sujeción. El zapato tiene que llevar el pie, no el pie al zapato", explica.

En el caso de las mujeres, los podólogos recuerdan que las sandalias "tipo esclava, que solo tienen dos tiras", no son adecuadas para el día a día. "No hay sujeción del talón, del empeine. La mayoría son muy planas, con lo cual la amortiguación del suelo es insuficiente. Esto repercute en la musculatura del pie y empezamos a tener sobrecarga de músculos", detalla Ruiz.

"La chola de playa es el calzado más adecuado para ir a la playa, pero no está hecho para todo el día", subraya.

Respecto a los materiales, la vicepresidenta del Colegio de Podólogos de Canarias dice que "tienen que ser transpirables", que "al contacto con la piel sean suaves, nobles".

No obstante, materiales nobles como el cuero, aunque es transpirable, pueden llegar a hacer sudar el pie. "Siempre que se pueda es aconsejable usar un calcetín", dice, mencionando que existen algunos especialmente cortos y discretos.

Los podólogos recomiendan aprovechar la época estival para que el pie respire y, a los hombres que les dé algo de reparo enseñar los ñoños, les sugiere unas sandalias ligeras, tipo trekking, que cubren "el antepie, la zona del empeine y el dedo". "Son medio abiertas pero tienen una buena sujeción", explica la vicepresidenta de la entidad colegial.

"Sobre todo hay que evitar la maceración (cuando se acumula la humedad en la piel), que lo único que hace es erosionar la piel y favorecer la entrada de infecciones", recomienda Ruiz.

En el caso de los niños también es importante que usen un calzado fresquito, que les permita "una buena movilidad del tobillo".

Y, sobre todo, si un zapato hace daño, no hay que seguir poniéndoselo. "No vale la pena", opina la experta. Lo mejor es regalarlo, aunque sea buena marca, porque "no todos tenemos la misma horma de pie". Ni tampoco la misma resistencia al dolor.

las claves

El empeine y el tobillo tienen que estar sujetos. Se desaconsejan las sandalias que no tengan como mínimo un centímetro de suela y con el talón un poco levantado.

En la suela sí se pueden utilizar materiales plásticos, "porque en este caso sí que tiene que ser un material que absorba el impacto del suelo". Las suelas muy finas no tienen esta virtud.